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La Comunidad declara BIC la pintura María Magdalena en el desierto, atribuida a Alonso Cano

lunes 30 de diciembre de 2019, 09:39h
La Comunidad declara BIC la pintura María Magdalena en el desierto, atribuida a Alonso Cano

Es un óleo sobre lienzo de 104 x 205 centímetros que representa a la santa en penitencia

Destaca la composición apaisada y el tratamiento de la figura humana envuelta en belleza

El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha acordado declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la pintura María Magdalena en el desierto, atribuida al pintor Alonso Cano e incorporada recientemente al catálogo del pintor granadino. El valor excepcional de esta obra está en su planteamiento alejado de cánones tradicionales, en su gran belleza, intuición compositiva y excepcional tratamiento pictórico.

La obra presenta a María Magdalena retirada a orar en una gruta, símbolo de su renuncia al mundo. La santa está representada como una mujer joven, aparece arrodillada e inclinada hacia delante y con las manos entrelazadas en actitud de oración. Dirige la mirada, intensa y concentrada, hacia la cruz apoyada en una piedra y con un tarro de perfumes al pie. Además, lleva el pelo largo dorado cayendo por la espalda y cubriendo en parte su cuerpo semidesnudo.

Se trata de un óleo sobre lienzo de gran calidad en el que destaca la inusual composición apaisada de la pintura, a la que se adapta la figura humana mediante el juego de formas, con su postura arrodillada e inclinación hacia delante.

El cuadro, que mide 104 x 205 centímetros, se encuentra en buen estado de conservación. Presenta un cromatismo austero, con predominio de los tonos ocres. El pintor lleva a cabo un tratamiento de la luz que potencia la obra, contribuyendo a crear el efecto de misterio con los tonos oscuros de la gruta y el rostro en penumbra de la Magdalena en contraste con juegos de luz en los mechones del cabello o el azul del manto, muy típico de Cano.

María Magdalena en el desierto formaría pareja con un San Jerónimo de igual forma y medidas. Ambas obras están incorporadas en 2013 al catálogo de Alonso Cano. Se cree que pueden pertenecen a su última etapa granadina, a partir de 1652, cuando el pintor ya contaba con la influencia madrileña que se hace patente tanto en la gama cromática empleada como en los pliegues del manto.

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