Quedada Generacional: la historia se repite...¡por sexta vez!

El misterio se desvelará a la hora bruja. Es posible que en ese momento el nuevo espacio peatonal del corazón urbano parezca un hormiguero. Quizás nos recuerde a la plaza de toros antigua antes del comienzo del encierro. Aquel que siendo niños contemplamos desde la verja de las viejas escuelas, hoy Centro Municipal de Mayores. Toros y cabestros que dormían en la calle San Roque, cerca de la churrería de Goyo, y a los que previamente habíamos visto por un agujerito, el del toril, bajaban Ramón Jiménez a toda velocidad detrás de un jersey de rayas, una melena o un pañuelo. Cuando crecimos, decidimos esperar a los astados en la plaza de madera bajo una manta, al fresco de la noche. Madrugamos para coger un buen tablón y empalmamos muchas veces.

Empalmar era uno de los vocablos que más usamos en los ochenta para referirnos a las Fiestas Patronales. Pero había otros: Norte, Popy, Fonda Mimi, Güichi, Funky, Twistasloca, Ibiza, ¿Dónde vamos?, El Chozo. Todos eran lugares de encuentro. Bares tan gratos para conversar, sobre todo fuera, como para compartir mini; vaso generalmente de plástico de tamaño razonable. La vida durante la Semana Grande se hacía en las calles, recorriéndolas, subiendo y bajando Norte o Luis Béjar. Con muchas paradas al principio, a la mitad o al final del recorrido para saludar a compañeros del colegio, la academia o el instituto. Y para corear "el que no pite no pasa", nuestro grito de guerra. Hubo un tiempo en el que las arterias más céntricas de Pozuelo ni eran peatonales ni se cortaban al tráfico.

Mañana, viernes 9 de septiembre, esta historia se repite con algunos cambios. Por sexta vez desde que un grupo de nostálgicos decidieron organizar la Quedada Generacional. Los sonidos que tantas veces escuchamos enlatados de Los Limones, Siniestro Total y alguna canción de Aerolineas Federales sonarán en directo. Y antes de que sus líderes suban al escenario se habrán pinchado decenas de canciones de la edad dorada del pop español. De las de antes. Porque todavía quedamos muchos que no hemos cambiado tanto.