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Pozuelo y el origen de la Quedada

viernes 06 de septiembre de 2013, 08:47h

Han pasado ocho años desde la primera vez que nos juntamos para recordar viejos tiempos. Aquella noche en la calle Norte unos pocos decidimos sumarnos a la convocatoria de Juanma, Óscar, Javi y Pachón. Porque lo vivido en las fiestas no podía quedarse en la memoria. A un paso del olvido.

Había que compartir las risas que nos echábamos en esa misma calle cuando algún despistadillo pretendía atravesarla en coche o cuando tres o cuatro vespinos volcaban en la puerta del Norte, como piezas de dominó, porque sin darte cuenta te apoyabas en alguna de ellas. Había que recordar lo grandes que eran los minis a pesar de su nombre y lo pequeños que eran los baños donde siempre había cola justo en el momento en que no sabías si ibas a poder contener tu agüita amarilla. Queríamos volver a atravesar el viento sin documentos y escuchar al menos un centenar de gaviotas. Nosotros los que también soñamos con viajar a L.A. no queríamos dejar esta ciudad y menos durante las fiestas patronales. Hubo quien tuvo que dejarla. Cosas de la edad. Y del precio de la vivienda.

En los ochenta y los noventa las Fiestas Patronales se vivían con intensidad. Había encierros todos los días y los cabestros dormían en los toriles de la calle San Roque. Los más atrevidos miraban por sus agujeritos para comprobar que no se habían escapado y que podían bajar con su manta a coger sitio a la plaza. De madrugada. Y cuando amanecía nadie quería ir a por los churros que preparaba Goyo. Porque, con la fresca, abandonar el tablón y la lana daba tiritona. Luego a ver como los balones pasaban cerca de la farola del coso y a esperar los cohetes que anunciaban emocionantes carreras -que Juan grababa y pasaba en el Venus por la noche- y la búsqueda de caras conocidas. Todo con la música de fondo de Los Mingas y El Albero. Y aquello del si te ha pillado la vaca...

Como Marty McFly

Óscar, Juanma, Javi y Pachón estaban recordando todo esto asomados a la ventana para ver si seguía ahí la chica de ayer cuando pensaron que aunque quizás no quedaba casi nadie de los de antes y que posiblemente muchos habrían cambiado merecía la pena intentarlo ¿Por qué no organizar una quedada y regresar al pasado como Marty McFly? Un encuentro de gentes nacidas en los años 60, 70 y 80. Como Mario Pilarte que en Popy, uno de los bares de Norte vivió grandes momentos. Y escuchó los discos que Sacris traía de Londres. Por cierto, una vez se le ocurrió grabar en vídeo la movida local en los noventa y este es el resultado.

Con el tiempo y la irrupción de las redes sociales la quedada generacional ha crecido tanto que, como asegura el "chiringuitero" de Pozuelo, se ha hecho necesaria la implicación del Ayuntamiento en la organización de un encuentro único en la zona noroeste. Entre todos se ha logrado que volvamos a escuchar en directo las canciones que antes tarareamos enlatadas. Y hasta aderezarlas con conciertos de grupos de entonces como Un Pingüino en mi ascensor o Los Limones.

Esta noche, con Dj Cocran, Tregua y Javier Andreu y su banda, Pozuelo se convertirá como cada año, desde hace ocho y coincidiendo con las fiestas patronales, en territorio fronterizo.

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