“No debemos confundir adoptar un plan de nutrición con hacer un régimen estricto” señala Erika Sanz, coach nutricional y deportivo de Clínica FEMM y creadora de Booty Shape Movement. “Un plan de nutrición supone seguir una estrategia en la que, junto con nuestro nutricionista, desarrollemos el estilo de alimentación que mejor se adapte a nuestras necesidades.”
Sin embargo, actualmente nos encontramos con una ingente cantidad de información sobre diferentes conceptos de alimentación saludable, muchos de ellos correctos. El problema aparece cuando se comienza a incluir todo lo que se lee, se convierte en tendencia o llama la atención en la rutina diaria, sin saber realmente si es adecuado para nosotros.
Un plan nutricional óptimo se prepara precisamente para ofrecer una respuesta adecuada al organismo. A la hora de abordarlo, se tiene en cuenta la bioindividualidad de cada persona, qué tipo de alimentos tolera mejor o peor, y cuál es su gasto energético, objetivos y necesidades calóricas diarias, y cómo adaptarlo para que la persona sea capaz de adquirir el hábito.
Así, se elimina todo aquello que cree intolerancia o mala asimilación. “Los alimentos procesados o refinados suelen caer rápidamente de la lista de la compra cuando analizamos cómo los digiere la persona” añade Elena Moreno Luna, médico nutricionista de FEMM. “Incluir alimentos muy procesados o refinados de forma constante puede ocasionar numerosos problemas de salud y un deterioro físico importante”.
Cinco claves para saber cuándo estamos ante un buen plan de nutrición: