Seis meses después del devastador paso de la DANA por la Comunidad Valenciana, los equipos de Ayuda en Acción siguen movilizados para responder a la emergencia humanitaria, adaptando sus iniciativas en la región a las nuevas necesidades. Ahora, la organización se enfrenta a otro reto fundamental: garantizar la continuidad educativa de los jóvenes, lo que se traduce en un proyecto a largo plazo para asegurar su permanencia en el sistema educativo.
Tras la emergencia vivida en la comunidad autónoma, el alumnado en situación de mayor vulnerabilidad se enfrenta a una realidad aún más compleja. Para muchos de ellos, la interrupción de las clases o los desplazamientos de centro son factores que pueden marcar la diferencia entre continuar o abandonar sus estudios.
Ayuda en Acción, junto a la periodista y embajadora de la ONG Isabel Jiménez, quien estuvo en terreno durante la catástrofe, han acudido a la localidad de Alfafar en este sexto mes de aniversario tras la DANA. Allí, en el IES 25 D’ Abril, pudieron comprobar las consecuencias que el centro educativo sigue enfrentando a todos los niveles. Estuvieron acompañados por el alumnado que participa en el programa Impulsa de la organización y por la dirección del centro.
“Los alumnos de Formación Profesional necesitan muchas prácticas, y sus talleres tienen toda la maquinaria destrozada, con lo cual el trabajo aquí es inmenso. Ayuda en Acción lucha, sobre todo, para que no haya abandono escolar, para que los chavales sigan dándoles importancia a las clases y a su futuro”, comenta la periodista.
Durante los momentos de crisis, el riesgo de abandono escolar aumenta. La incertidumbre actual, unida a la falta de estabilidad en las familias afectadas, puede hacer que el aprendizaje deje de ser visto como una oportunidad para avanzar y se convierta en una barrera más. Ayuda en Acción actúa para revertir esa percepción y garantizar que todos los jóvenes tengan acceso a una educación de calidad que les brinde un futuro de oportunidades.
“No sabíamos que dirección tomar. Como docentes tenemos intuición, pero nos falta una formación para apoyar a nuestros alumnos, por eso el trabajo de Ayuda en Acción nos ha venido muy bien para gestionar la situación”, comenta Esther Bernabeu, profesora y vicedirectora del IES 25 D’Abril.
El futuro educativo de los jóvenes se presenta aún muy incierto. Hay dudas sobre cómo concluirán el curso, qué recursos tendrán disponibles el próximo año y cómo van a recuperar las experiencias educativas perdidas debido a la crisis.
“Cuando se habla de la reconstrucción tras una emergencia como la DANA, se suele pensar en infraestructuras, pero no en la reconstrucción emocional de quienes la han vivido, un proceso esencial”, explica Miguel Tortajada, responsable del programa Impulsa en España. Aspectos como la incertidumbre sobre el futuro, la inestabilidad o las pérdidas están muy relacionados con el sufrimiento de ansiedad y estrés, consecuencias a nivel emocional que están presentes desde el día uno de la catástrofe.
“La rutina ha cambiado bastante. Muchas actividades han dejado de hacerse en el instituto, y ahora en vez de estar al lado de mi casa, tengo que coger un autobús. No sabíamos cómo iba a seguir el curso, si podíamos continuar, si había que esperar un año... no sabíamos nada. En ese momento veía mejor quedarme en casa, pero tenía que venir al centro si al final quería estudiar y sacarme el curso”, declara
De esta manera, Ayuda en Acción también busca el apoyo socioemocional del alumnado, una de las líneas de trabajo más importante en este tipo de situaciones. “El programa Impulsa está diseñado con un enfoque flexible y adaptativo para acompañar y motivar a quienes enfrentan mayores barreras. Sus itinerarios son específicos para cada grupo, curso y familia”, añade Tortajada. Además, la ONG trabaja de manera presencial, online, en el aula y en contextos informales, para adaptarse a los espacios y tiempos de los jóvenes, favoreciendo el vínculo y la calidad de la intervención.
Las zonas más afectadas por la DANA siguen enfrentándose a desafíos que aún comprometen la estabilidad del sistema educativo de la Comunidad Valenciana. A pesar de los esfuerzos realizados para retomar la normalidad, la incertidumbre es la que marca el panorama de los estudiantes y el profesorado.
Por otro lado, todavía hay una gran cantidad de espacios inutilizados, tanto interiores como exteriores. “La recuperación de estos espacios y el reemplazo de las maquinarias destruidas es necesaria para garantizar un entorno adecuado para el aprendizaje en las mejores condiciones”, afirma Tortajada.
Sin embargo, las comunidades educativas han demostrado una gran capacidad de resiliencia, logrando adaptarse a las condiciones cambiantes y a los nuevos retos con la esperanza de superar las adversidades.
En la página web de Ayuda en Acción se ha activado una campaña dedicada íntegramente a la causa. En este contexto, es primordial que la educación reciba apoyo continuo para que, más allá de la recuperación material, los procesos de enseñanza y aprendizaje puedan seguir avanzando con éxito a largo plazo.