El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco Serrano, junto al jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires –Argentina-, Jorge Macri, y la ministra de Cultura de la ciudad, Gabriela Ricardes, ha anunciado esta iniciativa en un encuentro celebrado en el emblemático Café Tortoni, uno de los rincones porteños frecuentados por el poeta granadino.
De Paco Serrano ha explicado que “se trata de una iniciativa conjunta enmarcada en la estrategia de cooperación cultural entre ambas partes, cuyo objetivo es poner en valor a estos dos grandes escritores, su influencia en la literatura del siglo XX y homenajear a la Generación del 27”.
La ruta dedicada a Borges partirá del número 11 de la Puerta del Sol, donde se encontraba el Hostal Americano, residencia de la familia Borges durante su paso por la capital de España. En este mismo edificio se instaló en 1998 una placa conmemorativa que recuerda: “En esta pensión residió en 1920 el escritor Jorge Luis Borges y en ella escribió sus primeros poemas ultraístas”.
El itinerario pasa también por los lugares donde se encontraban los cafés literarios de la época, como el Café Pombo y El Colonial, donde Borges participó en tertulias junto a figuras de la bohemia madrileña. Fue en estos espacios donde conoció a uno de sus grandes maestros, el poeta Rafael Cansinos Assens, y donde publicó sus primeros poemas y ensayos en revistas como Grecia.
La ruta se completa con referencias a sus caminatas por el centro histórico y su vinculación con las vanguardias literarias españolas, en una etapa clave de formación intelectual que el propio Borges recordaría como decisiva en su trayectoria.
La ruta conmemorativa de Lorca incluye desde el propio Café Tortoni, en el que compartió tertulias con intelectuales y artistas como Pablo Neruda, o el Hotel Castelar, donde se hospedó, escribió, ensayó, recibió visitas y también ofreció entrevistas, hasta el Teatro Avenida, escenario central de Lorca en Buenos Aires, que le consagró teatralmente en Hispanoamérica.
También destaca los espacios cotidianos de Lorca, como el Bar Iberia, punto de encuentro habitual de artistas españoles; Los 36 Billares, donde solía acudir a desayunar, o el Restaurante El Tropezón, célebre por su ambiente castizo y su puchero de gallina.
Se incluye también, entre otros, el edificio de Diario Crítica, una joya arquitectónica del art decó. Según testimonios, Lorca y Borges se cruzaron en alguna de las actividades vinculadas al Diario durante la temporada de 1933/34.