Llega el verano y, con él, el placer de un helado cremoso o una bebida helada para combatir el calor. Sin embargo, para millones de personas, este simple gesto se convierte en un calvario: un latigazo de dolor agudo y punzante que arruina el momento. Es la temida sensibilidad dental, una de las consultas más frecuentes en las clínicas dentales durante la época estival.
La buena noticia es que no es algo con lo que haya que resignarse a vivir. Entender por qué ocurre es el primer paso para ponerle una solución definitiva y volver a disfrutar del verano sin miedo.
La sensibilidad dental o "hipersensibilidad dentinaria" aparece cuando la dentina, la capa interna y porosa del diente que rodea el nervio, queda expuesta. Esta dentina contiene miles de túbulos microscópicos que conectan el exterior con las terminaciones nerviosas del diente. Cuando los estímulos fríos, calientes, dulces o ácidos entran en contacto con ella, viajan directamente al nervio, provocando esa sensación de dolor tan característica.
"Muchos pacientes creen que es normal o que se debe solo a un producto, pero la sensibilidad es un síntoma de alerta. Nos está indicando que la barrera protectora del diente se ha debilitado", explica la Dra. Ciudad, odontóloga de Face Clinic. Las causas principales de esta exposición son:
Aunque las pastas dentales desensibilizantes pueden ofrecer un alivio temporal, la solución a largo plazo requiere un diagnóstico profesional para tratar la causa de raíz.
"Lo primero es identificar el origen. No es lo mismo tratar una sensibilidad por desgaste que una por recesión gingival. La personalización del tratamiento es la clave del éxito", subraya la Dra. Ciudad. En la consulta odontológica, las soluciones más eficaces incluyen:
Ignorar la sensibilidad dental puede derivar en problemas mayores, como el avance de la enfermedad periodontal o un mayor daño en la estructura del diente. Un diagnóstico profesional no solo elimina el dolor, sino que previene complicaciones futuras.
Este verano, el único escalofrío debería ser por el placer de un helado, no por el dolor. Consultar a un especialista para entender el origen de la sensibilidad y conocer las soluciones odontológicas disponibles es el primer paso para disfrutar de la temporada con una sonrisa sana y sin molestias.