Desde el Grupo Municipal de Más Madrid Pozuelo queremos trasladar públicamente nuestra valoración sobre las recientes fiestas patronales del municipio. Aunque reconocemos que han contado con momentos de disfrute y propuestas culturales bien recibidas por parte de muchas vecinas y vecinos, no podemos obviar los graves fallos de organización que se han producido.
El problema de aforo vivido el viernes 12 en el Recinto Ferial fue especialmente preocupante. La saturación del espacio pudo haber tenido consecuencias fatales, y evidencia una falta de previsión inadmisible. Además, la cogida de un menor de 15 años durante un encierro, en el que no debía haber participado, pone de manifiesto la ausencia total de controles para garantizar la seguridad de los menores en actividades de riesgo.
Por otro lado, queremos denunciar que las personas mayores han sido completamente olvidadas en esta programación. No se ha ofrecido ninguna actividad pensada para ellas, ni espacios adaptados, ni propuestas culturales o de ocio que respondan a sus intereses. Este abandono es especialmente grave en un municipio como Pozuelo, donde los mayores han sido siempre protagonistas de nuestras fiestas y merecen ser cuidados y tenidos en cuenta.
Además, el modelo actual de fiestas, centrado en un recinto ferial alejado del núcleo tradicional del municipio, rompe con la esencia de nuestras celebraciones. Pozuelo está acostumbrado a vivir sus fiestas en el pueblo, en sus calles, con un ambiente más familiar, accesible y participativo. El cambio de formato ha generado desconexión con la ciudadanía y ha demostrado ser difícil de gestionar por su magnitud.
Desde Más Madrid Pozuelo exigimos al equipo de gobierno una evaluación exhaustiva de lo ocurrido, la revisión de los protocolos de seguridad y participación, y una reflexión profunda sobre el modelo festivo que queremos para nuestro municipio: uno que sea seguro, inclusivo, sostenible y respetuoso con nuestras tradiciones y con todos los colectivos, especialmente nuestros mayores.
Las fiestas deben ser motivo de encuentro y orgullo, no de preocupación ni exclusión.