Educación

La respuesta educativa contra los “Juegos del Dopaje”

Martes 17 de junio de 2025

La Universidad Francisco de Vitoria revela en un estudio internacional realizado a casi 4.000 alumnos que existe un alarmante vacío en la formación universitaria sobre el dopaje y los suplementos deportivos.

La propuesta académica incluye un manual conjunto con universidades de México y Chile y formación sobre el impacto médico, psicológico y ético del dopaje.

Según un reciente análisis de Frontiers in Sports and Active Living, hasta un 50% de los suplementos deportivos de venta libre podrían estar contaminados con sustancias dopantes no declaradas


Millán Aguilar y Alejandro Muñoz, profesores e investigadores de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), han detectado un vacío preocupante respecto a sustancias dopantes y suplementos deportivos en la formación de los grados en Medicina, Nutrición, Fisioterapia y Ciencias del Deporte.

Según los resultados de sus últimas investigaciones, que han contado con la participación de casi cuatro mil estudiantes de universidades de España, México y Chile, la mayoría de los futuros profesionales de la nutrición, fisioterapia, medicina o entrenadores desconoce la normativa antidopaje y no recibe formación suficiente sobre el uso responsable de suplementos deportivos.

Ambos investigadores plantean una solución clara: incorporar en los planes de estudio una asignatura obligatoria que integre evidencia científica y ética deportiva. Esta formación capacitaría a los estudiantes para identificar sustancias prohibidas, gestionar una Autorización de Uso Terapéutico (AUT) y, sobre todo, proteger la salud y la carrera del deportista. “No se trata de que se conviertan en expertos en normativa legal antidopaje”, explica Aguilar, “pero sí de que comprendan el impacto médico, psicológico y social que el dopaje tiene sobre la vida del deportista”.

La universidad, punto de partida de la prevención

Actualmente, muchos planes de estudio de Ciencias de la Salud y del Deporte no incluyen formación específica sobre prevención del dopaje ni suplementación basada en evidencia científica. Aguilar y Muñoz proponen crear un manual universitario de formación antidopaje, en colaboración con la Universidad Finis Terrae (Chile) y la Universidad Anáhuac (México), como paso inicial para incorporar estos contenidos de forma estructurada y eficaz. El objetivo es dotar a los futuros profesionales de herramientas claras y actualizadas para proteger la salud y la integridad del deportista. “Hay productos con evidencia sólida, pero también mucho marketing y muchos mitos”, concluye Muñoz. “Si no formamos bien a quienes asesoran, el deporte se construye sobre una base muy frágil”.

Para Aguilar, la clave está clara: “Las universidades tienen un papel fundamental en la difusión de medidas preventivas y educativas contra el dopaje. La lucha contra esta práctica empieza en el aula con la formación de los fututos profesionales que trabajarán directamente con deportistas”.

La falta de formación, un riesgo para la salud

La ignorancia no solo expone al deportista a riesgos de salud, sino también a sanciones involuntarias. Millán Aguilar, que además de ser profesor en la UFV es agente de control de dopaje para la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (CELAD), advierte: “Un médico mal informado puede comprometer la carrera de un deportista con una simple crema”.

Lo ha comprobado en sus investigaciones más recientes, realizadas en universidades de España y México, donde ha evaluado el conocimiento antidopaje de más de 1.800 estudiantes de Medicina y Ciencias del Deporte. El resultado es claro: la mayoría no sabe cómo tramitar una AUT (Autorización de Uso Terapéutico) ni identificar sustancias prohibidas en medicamentos de uso común.

Una crema mal prescrita puede arruinar una carrera

El problema no es solo la ignorancia, sino sus consecuencias. Aguilar recuerda casos recientes de deportistas sancionados por consumir productos aparentemente inofensivos que contenían ingredientes prohibidos.

Uno de los más sonados fue el del tenista italiano Jannik Sinner, sancionado con tres meses de suspensión en 2024 tras dar positivo por clostebol durante el Torneo de Indian Wells. El jugador alegó una contaminación involuntaria tras recibir un masaje con una crema no autorizada aplicada sin guantes por parte de su exfisioterapeuta. “Y si el profesional que les asesora no lo sabe, el daño ya está hecho”, advierte Aguilar.

Suplementos contaminados: el riesgo oculto

La literatura científica es contundente: entre un 14 % y un 50 % de los suplementos deportivos de venta libre podrían estar contaminados con sustancias dopantes no declaradas, según un reciente análisis de Frontiers in Sports and Active Living.

El riesgo es mayor en productos para ganancia muscular o pérdida de peso, sobre todo si se adquieren online o en países con escasa regulación. En este contexto, los deportistas jóvenes son especialmente vulnerables, influidos por las redes sociales y la promoción sin control de productos no certificados.

Café, remolacha y mito: los suplementos con evidencia real

Alejandro Muñoz investiga los efectos de ayudas ergogénicas legales en el rendimiento deportivo. Para él, el problema no está en los suplementos, sino en su mal uso. “El suplemento no es el enemigo; el enemigo es tomarlo sin saber qué, cuánto ni cuándo”, resume. “Antes de pensar en tomar cualquier suplemento, hay que entrenar, comer y descansar bien”, aconseja el profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Francisco de Vitoria.

En sus estudios -publicados en revistas como European Journal of Applied Physiology y International Journal of Sports Physiology and Performance- ha demostrado que una dosis moderada de cafeína (3 mg/kg) puede aumentar la oxidación de grasas en mujeres activas hasta un 25 % por la mañana y un 33 % por la tarde. Además, ha registrado mejoras significativas en el rendimiento: salto vertical, velocidad de sprint y precisión en el lanzamiento.

También ha evidenciado que una suplementación con zumo de remolacha (6,4 mmol de nitrato durante tres días) mejora el rendimiento neuromuscular, aumentando el salto vertical y la fuerza isométrica de agarre.

Pero no todos los cuerpos responden igual. “Existen variantes genéticas -como las del gen CYP1A2- que hacen que algunas personas metabolicen la cafeína más lentamente. En esos casos, una misma dosis puede provocar ansiedad, taquicardias o insomnio”, matiza Muñoz.

¿Un oro olímpico a cambio de cinco años de vida?

Más allá de los riesgos físicos, el dopaje plantea un problema moral. Aguilar recuerda el conocido experimento de Goldman, según el cual más de la mitad de los atletas estarían dispuestos a morir cinco años después si eso les garantizara todos los títulos durante ese tiempo.

La reciente creación de los Enhanced Games, una competición internacional que permite el uso de sustancias prohibidas para batir récords ha vuelto a poner sobre la mesa los dilemas éticos del rendimiento sin límites. “Nos centramos en el daño físico o psicológico, pero el deterioro ético y moral del deportista también es grave. Convertir el dopaje en espectáculo no solo es peligroso, es profundamente injusto”, afirma Aguilar.

La investigación desarrollada por los profesores Aguilar y Muñoz plantea una hoja de ruta para afrontarla con rigor y responsabilidad. Incorporar una asignatura que combine ciencia, ética y normativa antidopaje es una oportunidad para que las universidades lideren la prevención desde la raíz, formando profesionales capaces de proteger la salud, la integridad y la equidad en el deporte.

En un contexto en el que la presión por el rendimiento y la desinformación crecen a gran velocidad, la universidad está llamada a ser un espacio de criterio, evidencia y conciencia. Porque solo desde una formación sólida y comprometida será posible construir un deporte más humano, justo y sostenible.

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