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Menopausia: desmintiendo los mitos sobre el cabello en esta etapa de la vida

P.L.C. | Jueves 18 de septiembre de 2025

Algunos de los mitos más comunes son que el cabello graso desaparece en esta etapa, que teñirse o lavarse el pelo aumenta la caída, que la caída del pelo en la menopausia es irreversible y que solo afecta al pelo y no al vello.



Con la llegada de la menopausia son muchas las mujeres que comienzan a notar cambios en su cabello, tanto en su estructura, como en su apariencia. Al respecto, desde Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar, explican que durante esta etapa de la vida se produce una disminución de los estrógenos, que son las hormonas que ejercen un efecto protector sobre el cabello, así como un predominio relativo de los andrógenos, también presentes en las mujeres.

“Esta combinación favorece el adelgazamiento progresivo de la fibra capilar, la pérdida de densidad y, en algunos casos, la aparición de alopecia androgénica femenina”, apunta el doctor Leone, de Hospital Capilar.

Además, la menopausia también afecta al cuero cabelludo, provocando una mayor sequedad y descamación al disminuir la producción de sebo, así como una mayor sensibilidad o irritación.

¿La menopausia afecta también al color del cabello?

Esta es una pregunta que, con el paso de los años, las mujeres se hacen con mayor frecuencia. Sin embargo, aunque muchas crean que la menopausia está directamente relacionada con la aparición de canas, esto no es así, ya que estas responden principalmente al envejecimiento natural y a la reducción progresiva de melanina en los folículos pilosos, un proceso influido por la genética, la edad, el estrés y ciertos déficits nutricionales.

“Lo que sí puede ocurrir durante la esta etapa es que el cabello adelgazado y más frágil se perciba visualmente más claro o apagado, ya que la pérdida de grosor en el tallo capilar hace que la luz lo atraviese con mayor facilidad”, aclara el doctor de Hospital Capilar.

Los mejores consejos para disminuir los efectos capilares de la menopausia

Los efectos del proceso hormonal son reversibles si se actúa a tiempo con tratamientos médicos recomendados por especialistas e individualizados para cada paciente, según su historia clínica y su caso. Se trata de terapias crónicas, similares a las indicadas en la alopecia androgénica, que requieren constancia y seguimiento especializado. Además, tal y como recomienda el doctor Leone, lo ideal es contar con un enfoque integral que incluya:

  • Una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales (proteínas, hierro, vitaminas y ácidos grasos omega-3).
  • Correcta hidratación y cuidado del cuero cabelludo (reducir el uso frecuente de calor y químicos agresivos).
  • Estilo de vida saludable, con ejercicio regular y control del estrés.
  • Consultas con un especialista en medicina capilar, quien podrá recomendar un tratamiento específico para frenar o estabilizar la alopecia hormonal asociada a esta etapa.

Con respecto a los complementos nutricionales, desde Hospital Capilar recomiendan su uso, siempre que exista una indicación concreta y bajo la supervisión de un especialista. Así, advierten de que estos pueden ser útiles en casos de déficits nutricionales documentados, pero que no todos los problemas capilares en la menopausia se deben a carencias alimenticias.

Los mitos con los que tener cuidado

Existen varios mitos sobre salud capilar y menopausia. A continuación, el doctor Leone expone los principales:

  • La caída del pelo en la menopausia es irreversible: No, ya que, con un abordaje adecuado y seguimiento médico, es posible mejorar notablemente la calidad y densidad.
  • El cabello graso desaparece: No siempre ocurre, esto depende de factores individuales y de la respuesta del cuero cabelludo al cambio hormonal.
  • Teñirse o lavarse el pelo aumenta la caída: Los tintes o lavados frecuentes no provocan caída como tal, aunque un cabello más fino y quebradizo puede dañarse con mayor facilidad.
  • La menopausia solo afecta al pelo: Los cambios hormonales también pueden influir en el vello corporal, que tiende a disminuir, y en algunos casos, favorecer un aumento del vello facial debido al desequilibrio entre estrógenos y andrógenos.

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