El 26 % de los trastornos mentales comunes en trabajadores se atribuyen a entornos laborales adversos
Los trastornos mentales son la segunda causa que más días de baja genera en España
La “Gran Renuncia” se originó en Estados Unidos en 2021, un fenómeno social en el que millones de trabajadores renunciaron masivamente a sus empleos tras la pandemia de la COVID-19. Lo que comenzó como una reacción al agotamiento colectivo y a la reevaluación del equilibrio entre la vida personal y profesional, se ha extendido a otros países, entre ellos España, donde empieza a consolidarse una “gran dimisión” propia.
Este fenómeno refleja un cambio profundo en la relación de los trabajadores con sus empleos, marcado por el aumento del estrés, la sobrecarga laboral y la necesidad de cuidar la salud mental. El impacto de esta situación se refleja de forma directa en las cifras de absentismo. Según el Barómetro de Absentismo 2024 de Mutua Navarra, los trastornos mentales son la segunda causa que más días de baja genera en España, con un 17,86% del total, solo por detrás de los trastornos musculoesqueléticos (47,9%). Entre los trabajadores autónomos, esta cifra alcanza el 11,1%.
Los datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) confirman esta tendencia al alza: las bajas por causas psicosociales y psiquiátricas aumentaron un 72 % en 2024, hasta 643.681 casos, principalmente por episodios leves de ansiedad y depresión. La duración media de estas bajas supera los 100 días (108 días), situándose como la tercera más prolongada, solo por detrás de los tumores y problemas cardiovasculares.
Estos datos reflejan que el entorno laboral tiene un impacto directo en el bienestar psicológico de las personas trabajadoras, y que factores como las condiciones de trabajo o la estabilidad profesional influyen significativamente en su salud mental. Según el Informe PRESME, el 60 % de los trabajadores expuestos a riesgos psicosociales negativos presentan síntomas de ansiedad o depresión, frente a tasas mucho menores en entornos laborales saludables. Asimismo, las mujeres presentan una mayor prevalencia de problemas mentales vinculados al trabajo, debido tanto a su concentración en sectores con condiciones más adversas como a la carga adicional derivada de desigualdades de género dentro y fuera del entorno laboral.
“Cuidar el bienestar psicológico no es solo una responsabilidad social, sino un factor estratégico para la gestión de equipos. Invertir en formación, apoyo y entornos saludables permite que los empleados estén más comprometidos, productivos y preparados para los desafíos del mercado” señala María Luaces, Directora de Human Resources Solutions en Synergie España.
Los primeros datos que llegaron de Estados Unidos sobre bajas laborales muestran un panorama preocupante: los problemas de salud mental provocaron un aumento del 300 % entre 2017 y 2023, y un 22 % adicional en 2024, según ComPsych. En esa misma línea, el informe de National Alliance on Mental Illness alerta de que el 42 % de los trabajadores teme que su carrera se vea afectada si habla de salud mental, aunque más de ocho de cada diez consideran esenciales los beneficios de bienestar emocional para fomentar un clima laboral positivo.
Esto dibuja un panorama especialmente preocupante, que no ha tardado en reflejarse en el mercado laboral español. Según el informe de Alan, el 39 % de los empleados españoles está considerando dejar su trabajo en 2025, y el 63 % cita el estrés, la falta de conciliación o el burnout como causas principales.
“El reto para los próximos años será integrar el bienestar psicológico como pilar de la cultura corporativa”, asegura Luaces. “La denominada gran dimisión española evidencia la necesidad de repensar el trabajo desde la salud mental y el equilibrio vital, y la formación en bienestar psicológico se perfila como una herramienta clave para mejorar productividad, eficiencia y reducir el estigma asociado a los problemas de salud mental”.