El lunes 6 de junio comienzan los exámenes de la EBAU en la Comunidad de Madrid. En esta última recta final para los estudiantes de segundo Bachillerato, esta prueba supone un cúmulo de nervios y estrés ante el miedo a fallar y que la nota de media de corte no les de para acceder a los estudios deseados.
Para poder afrontar este último esfuerzo, hemos hablado con Cristina Peralta de Castro, responsable del Servicio de Orientación Universitaria de la Universidad CEU San Pablo, para que nos de algunas claves a tener en cuenta:
¿Cómo deben prepararse los estudiantes los días antes de la EBAU?
Cada estudiante, en función de su situación particular tiene un tipo u otro de requerimientos en lo relativo al estudio. Sin embargo, en líneas generales, mantener un hábito de estudio diario de unas dos o tres horas durante las semanas anteriores a los exámenes, permite asimilar conceptos de forma progresiva de forma que, según se acerque la fecha de las pruebas, puedan realizarse repasos periódicos con el fin de consolidar toda esta información.
Es importante que desde el principio el estudiante se marque objetivos de estudio realistas que le permitan mantener un equilibrio entre la vida académica y la personal. Como recomendaciones, comenzar siempre por tareas de dificultad media y realizar esquemas y mapas conceptuales para poder asentar la información de forma gradual.
¿Apurar hasta el final para interiorizar contenidos es una buena opción?
Con el objetivo de optimizar el tiempo, es importante llevar a cabo una buena planificación. Es fundamental mantener un hábito diario de estudio semanas antes de los exámenes para poder ir afianzando conocimientos y según se acerque le fecha de los exámenes es aconsejable realizar repasos de los contenidos. Dejarlo todo para el final no es una buena idea ya que, cuando esto ocurre, los estudiantes se centran tanto en el estudio que se olvidan de cuidar aspectos esenciales del cuidado personal tales como la alimentación, el ejercicio, la vida social… y con todo ello aparece la tan temida ansiedad.
El día antes de empezar los exámenes, ¿qué consejos deben seguir?
En la víspera del examen es habitual que el nerviosismo aumente. Aquí, el mantenimiento de hábitos saludables, así como la realización de un buen descanso, son elementos clave para poder obtener un buen rendimiento en las pruebas.
Preparar el material necesario con antelación siempre ayuda, así como revisar el horario de las pruebas y calcular los tiempos y la distancia para evitar sorpresas de última hora.
Por otro lado, mantener una actitud optimista es fundamental para afrontar este periodo con éxito.
Si el primer examen sale mal, ¿cómo pueden concentrarse y reconducir los nervios para las siguientes pruebas?
Cuando esto ocurre, es normal que la sensación de inseguridad y los nervios aumenten de cara al resto de las pruebas. Sin embargo, es importante no dejarse llevar para evitar caer en el bucle de negatividad que muchas veces aparece.
En este sentido, es fundamental no darle vueltas en exceso a aquellas preguntas que no hemos contestado correctamente. Por otro lado, comentar o contrastar aquellas respuestas que nos han hecho dudar suele aumentar nuestro nivel de ansiedad por lo que sería recomendable evitarlo en la medida de lo posible.
Es importante tener en cuenta que las calificaciones no son una medida de nuestra valía personal, sino que son el resultado de nuestro desempeño en un momento puntual.
Alguna técnica para controlar los nervios…
Tal y como hemos comentado, es normal estar algo nerviosos cuando nos enfrentamos a una prueba de este tipo. Esta tensión, en niveles moderados nos puede servir para mantenernos activos, sin embargo, un exceso de la misma puede afectar a nuestro desempeño académico.
Los pensamientos juegan un papel muy importante en la aparición de la ansiedad. En muchas ocasiones no somos conscientes de los mismos por lo que, detenernos por un momento a analizar lo que estamos pensando nos ayudará a detectar pensamientos catastrofistas tales como “voy a suspender”, “no sirvo para esto” …etc. La idea es que este tipo de pensamientos podamos transformarlos en otros más realistas tales como “me he esforzado y voy a hacerlo lo mejor posible”.
Practicar alguna técnica de relajación como por ejemplo la respiración abdominal nos puede ayudar a reducir algunos de los síntomas desagradables que nos provoca la ansiedad.
Y por supuesto, confiar en uno mismo, si nos hemos preparado los contenidos tendremos una mayor seguridad y por tanto nuestras expectativas serán optimistas.
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