Respiramos unas veinte mil veces al día, pero solo utilizamos el 30% de nuestra capacidad respiratoria. Resulta que algo que hacemos sistemáticamente desde que nacemos lo hacemos mal, ¿cómo te quedas? Al hacerlo de manera superficial y acelerada, no permitimos que el oxígeno realice el camino necesario hasta el abdomen, lo que se traduce en estrés, ansiedad, dolores de cabeza y de espalda y tensión muscular, algo que corrobora un estudio realizado por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Por otro lado, investigadores de la Universidad de Standford han demostrado que la ansiedad o la depresión, en ocasiones asociados a la insuficiencia cardíaca, mejoran con la llamada coherencia cardíaca, técnica de la que ahora te hablaremos.
Con el diafragma, no con el pecho
Respirar tiene tres funciones: permitir que el oxígeno penetre en el organismo, eliminar el dióxido de carbono y enviar información al cerebro: el cerebro y el sistema nervioso autónomo tienen la oportunidad cuando respiramos de analizar, promover y regular las acciones que adaptan el metabolismo a las circunstancias. Pero en lugar de hacerlo con el estómago y el diafragma, la mayoría respiramos “por arriba”, con el pecho, y provocamos así una insuficiencia respiratoria: creamos una inhalación corta, lo cual significa que hay menos oxígeno asimilado y que la espiración no consigue evacuar completamente el dióxido de carbono, algo que se agrava con el estrés y produce la sensación de falta de aire. Según Myriam Campelo, directora de Petit BamBou España, “este patrón de respiración torácica es un hábito que conviene romper. La buena noticia es que podemos volver a aprender a utilizar el músculo respiratorio correcto: el diafragma”. Este posee una forma ideal para optimizar la respiración, sin embargo, solo lo hacen los recién nacidos… Y ¡todos los demás mamíferos!
“Al favorecer la respiración diafragmática permitimos que los pulmones optimicen toda la amplitud de su capacidad”, prosiguen desde Petit BamBou. En esta línea puede ayudarnos la práctica de coherencia cardíaca: se trata de un ejercicio que nos enseña a respirar más despacio, lo cual ralentiza el ritmo cardíaco y sincroniza la respiración, el cerebro y el corazón. Gracias a esta técnica este último se tranquiliza, la mente se aligera y el metabolismo se regula, al mismo tiempo que se gasta menos energía.
Beneficios de una buena respiración:
• Calma y relajación.
• Equilibrio mental y emocional.
• Menor presión arterial.
• Menor irritabilidad, estrés, ansiedad, miedos y fobias, según un estudio realizado por la Universidad de Pisa (Italia).
• Menos cambios de humor.
• Mayor capacidad de escucha.
• Mayor cooperación.
• Ganas de establecer vínculos.
• Ayuda a desarrollar las capacidades físicas y atléticas.
• Contribuye a recuperar la energía
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