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Cuando la música vale más que mil palabras

viernes 22 de septiembre de 2023, 10:05h
Cuando la música vale más que mil palabras
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Desde la academia EnClavedeSí, destacan los beneficios para el desarrollo integral del niño, que se obtienen con un clásico método educativo musical, el método Willems, que interviene tanto en la parte psicológica y afectiva como en la sensorial.

La formación musical constituye un recurso importante en el desarrollo de la persona a nivel sensorial, afectivo, intelectual y espiritual. Así lo defendía Edgar Willems (1890-1978) quien, consciente de la importancia de la formación musical infantil, diseñó una metodología pedagógica progresiva y eficaz que permitiera a cualquier niño, aun sin dotes especiales, descubrir su potencial musical y creativo, y disfrutar de los beneficios de la música.

La Educación Musical Willems, que cuenta ya casi con un siglo de trayectoria (1930), está más vigente que nunca y sus beneficios trascienden al ámbito de la enseñanza musical. Edgar Willems, un importante músico, compositor y pedagogo belga que revolucionó el mundo de la educación musical, basó su metodología en la correlación entre las capacidades humanas y los elementos esenciales de la música. Después de comprobar el alto grado de abandono escolar musical en los conservatorios, debido a la excesiva aridez del sistema educativo tradicional, Willems identificó la necesidad de desarrollar una nueva educación musical basada en las leyes del aprendizaje de la lengua materna, concebida la música también como un lenguaje.

El objetivo es ofrecer una grata experiencia, producto de una preparación musical sana y vivencial, del mismo modo que se aprende, por ejemplo, cultura general. Según Cecilia Martín Hoyos, fundadora y directora de EnClavedeSí, única escuela oficial Willems en Madrid, “el profesor Willems, conocía en profundidad tanto el desarrollo de la naturaleza del niño, en todas sus etapas de evolución, como los elementos de la música, y supo ver el vínculo existente entre ambos: con ello, su pedagogía, dirigida no sólo a los niños con más capacidades musicales, persigue el desarrollo integral y armonizado del niño”. Tal y como añade esta experta, “todos los niños pueden beneficiarse de este desarrollo, tanto los más talentosos como los menos, y la educación musical adquiere un patrón en espiral que va desde lo sensorial hasta lo intelectual, pasando por lo afectivo, núcleo central de la música”.

Música e inteligencias múltiples

La música tiene el potencial de desarrollo a nivel sensorial, emocional e intelectual, elementos que el profesor Willems integra en su pedagogía, lo que permite profundizar en los beneficios derivados de la formación musical del niño. El ritmo, la melodía y la armonía resumen las distintas partes de la naturaleza humana, y la educación musical Willems lo vincula al desarrollo adicional de los elementos sensoriales y emocionales, además de la parte intelectual, conectando así el interior emocional del niño con su interpretación instrumental.

“En mi experiencia como docente Willems - continúa Martín Hoyos - identificaba al niño que se le daban bien las matemáticas, al niño más habilidoso corporalmente o a aquél otro más organizado espacialmente, a los niños con más facilidad para el lenguaje, al más empático, al más creativo… Esta experiencia me hizo reflexionar sobre la necesidad de otorgar más importancia a la música en la educación general, y por ello dediqué varios años a una investigación sobre la relación entre la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard Gardner, y la música a través de la Educación Musical Willems”. Fruto de este trabajo, recogido en una tesis doctoral y apoyada en su experiencia docente en EnClavedeSí, “considero que la inteligencia musical es, muy posiblemente, la única inteligencia que tiene estructuras comunes con el resto de inteligencias”.

En palabras del profesor Willems, “si no se cuidan las raíces, puede que salgan flores, pero nunca saldrán frutos”. En este sentido, los años de iniciación musical constituyen las raíces: la parte sensorial y emocional. La flor es la inteligencia: la lectura, la escritura y el instrumento. “Si la parte sensorial y emocional están bien plantadas - afirma Martín Hoyos - cuando el niño toque un instrumento expresará algo, utilizará el instrumento como medio de expresión; y eso es lo que dará los frutos”.

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