Investigaciones recientes en el campo de la epigenética han arrojado luz sobre la complejidad de la herencia emocional, donde se ha descubierto que ciertos cambios químicos en el ADN pueden influir en la expresión de genes relacionados con el estrés y el miedo. Para Sara Lázaro Navarro, coach de salud y terapeuta emocional, “este fenómeno, conocido como metilación del ADN, sugiere que las experiencias de vida pueden dejar una marca duradera en nuestros genes, afectando la forma en que respondemos a situaciones estresantes o temerosas”.
La conexión entre la genética y los miedos se encuentra en estudios que exploran la transmisión intergeneracional del trastorno de estrés postraumático (TEPT). En este contexto, distintas investigaciones han demostrado que las personas cuyos padres han experimentado traumas significativos pueden tener una mayor predisposición genética a desarrollar TEPT.
Esta interacción entre factores genéticos y experiencias de vida destaca la necesidad de considerar ambas influencias al abordar la complejidad de la herencia emocional. Además, el estudio de gemelos idénticos y no idénticos también ha proporcionado valiosa información sobre la relación entre la genética y los miedos.
“Distintos estudios han revelado que las diferencias en las experiencias de vida de los gemelos pueden influir en la expresión de sus miedos de manera significativa”, informa la experta. Y agrega: “Este hallazgo respalda la idea de que, si bien la genética puede predisponernos a ciertos miedos, el entorno juega un papel crucial en su manifestación”.
Este enfoque holístico destaca la complejidad de la influencia de los genes en comparación con las experiencias personales. La interacción entre la genética y el entorno se convierte así en un punto clave para comprender la transmisión de los miedos de generación en generación.
“Tenemos la necesidad de abordar ambos aspectos para tener una visión completa de cómo se forman y perpetúan los miedos y las fobias a lo largo del tiempo", refuerza la especialista en terapia holística.
En el ámbito de las fobias específicas, como la claustrofobia o la acrofobia, los estudios han examinado la influencia de la genética en la susceptibilidad a desarrollar estos miedos. A medida que la ciencia avanza, la comprensión de estos procesos se vuelve más refinada, y la integración de enfoques genéticos y psicológicos ofrece una perspectiva más completa sobre la herencia emocional.
“El análisis de las fobias heredadas implica un equilibrio delicado entre la carga genética y las experiencias de vida. A medida que exploramos más a fondo esta interacción, surge la comprensión de que tanto los factores genéticos como ambientales contribuyen de manera única a la formación y transmisión de las fobias a lo largo de las generaciones. Este enfoque integral es esencial para abordar la complejidad de cómo heredamos y perpetuamos los miedos irracionales en nuestra existencia", finaliza Lázaro Navarro.
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