Uno de los mitos más extendidos relacionados con la anatomía femenina es el del himen y su supuesta conexión con la virginidad. Esta creencia, por atrasada que parezca, sigue perpetuando la vergüenza, la desinformación y unas expectativas sociales tóxicas que afectan a todas las mujeres. INTIMINA, compañía que ofrece la primera gama de productos dedicados a cuidar todos los aspectos de la salud íntima femenina, desmiente estos mitos desde una perspectiva centrada en la salud íntima femenina para fomentar una narrativa más informada y empoderadora.
El mito de “romper el himen”
El himen es una lámina mucosa, que cubre parcialmente o rodea la abertura vaginal. Un vestigio o resto del desarrollo fetal de los genitales femeninos. Cada himen es único y puede ser de muchas formas y tamaños, aunque la mayoría tenga aberturas naturales que permiten el paso del flujo menstrual y otras secreciones.
La individualidad de cada uno ayuda a entender por qué el mito popular de “romper el himen” es completamente falso. No es una barrera, y no se “rompe” ni “explota” en la primera relación sexual, sino que se estira. El dolor o sangrado que puede producirse durante el primer encuentro sexual suele estar más relacionado con la falta de experiencia de cualquiera de las partes que con el himen. En algunas personas, esta membrana puede estirarse o desgarrarse levemente durante actividades físicas como montar a caballo, hacer gimnasia o usar tampones o copas menstruales. En otras, puede mantenerse prácticamente sin cambios. Pero ambas situaciones se consideran completamente normales.
La virginidad como construcción social
El concepto de “perder” la virginidad sugiere la pérdida de algo, un argumento desalentador y arraigado en valores y costumbres patriarcales. La realidad es lo contrario: la primera vez no es una pérdida, sino una ganancia. Se comienza a explorar la sexualidad de una forma nueva y a tener oportunidades de conexión y sensaciones más profundas que ofrecen las relaciones sexuales.
La virginidad no es un término médico, sino una construcción social. El valor, la pureza o la dignidad de una persona no están determinados por sus experiencias sexuales. Esta obsesión con el himen ha causado que, a lo largo de la historia, se hayan creado prácticas obsoletas como las “pruebas de virginidad”: unas costumbres violentas, que refuerzan la cosificación de las mujeres y pueden producir daño añadido. Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas las desaconseja, priorizando la educación, el consentimiento y el respeto a las mujeres. Además, el mito de la virginidad sigue poniendo el foco en el coito como sinónimo de actividad sexual, cuando deberíamos educar en una sexualidad amplia y variada.
¿Es posible utilizar copas menstruales sin haber mantenido relaciones sexuales?
La respuesta es sí. El estado del himen y la vagina no influye en la capacidad de introducir productos menstruales en el cuerpo. Además, la mayoría de los hímenes presentan aberturas naturales que simplemente se estiran al introducir la copa, sin “romperse” o dañarse. No obstante, en caso de duda es recomendable consultar con un profesional médico para obtener un asesoramiento personalizado.
Las copas menstruales, a pesar de ser una opción más sostenible y económica, suelen evitarse como primer producto menstrual por miedo a que hagan daño o que resulten incómodas. La realidad es que existen modelos diseñados específicamente para quienes la utilizan por primera vez, como Lily Cup One de INTIMINA. Una copa pequeña y elaborada con silicona de grado médico, con un estuche práctico y un borde extra firme para facilitar su apertura y sellado. A la hora de escoger una copa, el tamaño es un factor importante: una copa más pequeña puede facilitar la inserción a personas que no hayan tenido relaciones sexuales con penetración.
“Cada cuerpo es único. Ya sea al optar por usar una copa menstrual, mantener relaciones sexuales o simplemente informarse, lo importante es tomar decisiones adecuadas a las propias necesidades. No hay razón para sentir vergüenza al aprender, explorar o apropiarse de la propia historia” afirma Mercedes Herrero, ginecóloga, experta en salud sexual y colaboradora de INTIMINA.