Según una encuesta* realizada por PronoKal, el 80% afirma que ha aumentado de peso en los últimos dos años, al mismo tiempo que sus niveles de estrés y ansiedad. Este último dato fue secundado por un 90% de los participantes. Y es que el contexto de pandemia de estos últimos años ha creado una inestabilidad emocional en muchas personas que se ha visto reflejada, entre otros, en la dificultad para adquirir buenos hábitos.
En esta línea, corroborando esta información, otro estudio realizado por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha concluido que el 44% de los españoles aumentaron de peso durante el confinamiento, principalmente aquellas personas que previamente tenían sobrepeso u obesidad.
La encuesta llevada a cabo por PronoKal reveló que más de un 40% de los encuestados tenía más sensación de hambre durante el confinamiento, causada por la ansiedad que generaba la situación. Y es que el estrés y la ansiedad generan en nuestro organismo una sensación de malestar general, que algunas personas tratan de calmar acudiendo a la comida como vehículo de descarga emocional. A este comportamiento se le denomina hambre emocional.
El 90% de los encuestados, que fueron en un 70% mujeres y mayormente de edades comprendidas entre los 40 y los 59 años, afirmaron estar interesados en perder peso y mejorar sus hábitos alimentarios. Para ayudar a conseguir su objetivo de peso saludable a las personas con tendencia a sufrir hambre emocional, el Método PronoKal cuenta con nutricionistas formadas en coaching que les acompañan durante todo el proceso.
Pilar Morales, responsable del departamento de coaching de PronoKal, afirma que “Conectar a la persona con su motivación es esencial y es uno de los aspectos clave del apoyo psico-emocional. Otra dimensión muy interesante de este tipo de apoyo es que ayuda a normalizar las dificultades como parte del proceso y reorienta a soluciones, facilitándolas. Cuidar la calidad de los pensamientos es un eje fundamental del cambio de hábitos”.
Además, añade que este acompañamiento “ayuda a reducir la impulsividad al comer, favorece la capacidad de elección para decidir qué comer, promueve el descenso de la interferencia emocional en la alimentación y aumenta la confianza del paciente en la capacidad de mantener un peso saludable a largo plazo”, entre otros muchos beneficios que influyen positivamente a nivel físico y emocional.
*Encuesta realizada a 271 hombres y mujeres de más de 20 años.
Si (
No(