En España, la menopausia se produce en aproximadamente a la edad de 51 años, según datos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). Sin embargo, este hecho puede adelantarse o atrasarse según diversos factores. Además, la menopausia lleva consigo grandes cambios hormonales que desencadenan en múltiples consecuencias sobre la piel.
¿Qué es la menopausia y cómo afecta a la piel?
"La menopausia señala el cese de la secreción de estrógenos por parte de nuestros ovarios. Sin embargo, todas las células de la piel tienen receptores sensibles a las hormonas en sus membranas. Por ello, la piel es uno de los primeros órganos en ser afectado.
¿Las consecuencias de la perimenopausia (período de transición hacia la menopausia) y la menopausia? La renovación a nivel de la capa basal (unión dermoepidérmica) tiene menos funcionalidad y la piel se renueva con menor rapidez. La síntesis de las fibras elásticas disminuye y se pierde alrededor del 30% del colágeno en los primeros cinco años de la menopausia"
Además, la secreción de sebo se reduce y, con ello, también lo hace el efecto barrera de nuestra capa córnea (se afina la epidermis y la dermis). Como consecuencia, la piel se deshidrata, pierde vitalidad y tonicidad. Por su parte, los melanocitos funcionan peor, o de forma anárquica y, por tanto, pueden aparecer manchas. Finalmente, la vascularización cutánea es más deficiente, lo que conduce a una mala oxigenación y desnutrición", asegura la farmacéutica Belén Acero.
Tips para mantener la piel sana en la perimenopausia y menopausia
Contra las arrugas: potenciar los fibroblastos. Los principios activos derivados de la vitamina A, como el retinol o el retinal, son el mejor apoyo para los fibroblastos. Mejoran la elasticidad de la piel al inhibir las enzimas dañinas que degradan el colágeno. En la superficie, se restaura el micro relieve cutáneo, la piel se ve más joven.
Contra facciones cansadas y contornos que pierden tonicidad: acelerar la renovación celular. Con la ausencia de hormonas, las células se renuevan más lentamente. La piel se vuelve más apagada y sin vida, además de perder tono del contorno facial y aparecer flacidez. ¿El mejor cóctel para recuperar la vitalidad y la tonicidad? La vitamina C. Esta última es el antioxidante por excelencia y también es tiene una acción antienvejecimiento, ya que estimula la síntesis de colágeno y elastina y frena los fenómenos de oxidación provocados por los radicales libres (principales causantes del envejecimiento prematuro). Además, tiene un elevado poder antimanchas.
Contra el debilitamiento de la epidermis: hidratamos y nutrimos. La menopausia ralentiza la producción de sebo. La película hidrolipídica que forma un escudo protector en el rostro asegurando una buena cohesión a la capa córnea está fallando. ¿El resultado? Una piel más seca, áspera, irritable, a veces incluso hiperreactiva a la menor agresión climática o polución. Para solucionarlo hay que incorporar tratamientos emolientes (ceramidas, ácidos grasos, colesterol, aceites o mantecas vegetales), que penetrarán rápidamente en nuestra piel para restaurar los lípidos. En cuanto a la hidratación, la glicerina es un excelente humectante, sin olvidar el activo estrella, el ácido hialurónico con distintos pesos moleculares.
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