El verano es una época del año en la que se debe prestar especial atención a la salud visual y auditiva para evitar daños o lesiones. Durante esta temporada, los ojos y oídos están más expuestos a los efectos nocivos del sol, la alta temperatura y el contacto frecuente con el agua y productos químicos presentes en las piscinas. Es por ello por lo que es importante tomar medidas para proteger estos órganos vitales, ya que son especialmente vulnerables a estos factores ambientales.
Es importante proteger los ojos del sol de la misma manera que se protege la piel
Fabio Delgado, director óptico de Cottet, explica que al igual que se protege la piel del sol con protectores solares, es importante ser conscientes y tomar precauciones especiales para proteger los ojos durante el verano. Un estudio del Consejo General de Ópticos-Optometristas de España muestra que los problemas oculares aumentan un 25% durante los meses estivales. En países de latitudes mediterráneas, la radiación es mucho más alta y los rayos solares, infrarrojos y ultravioletas pueden causar daños o agravar dolencias ya existentes en los ojos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva tiempo alertando sobre el deterioro de la capa de ozono de la atmósfera, lo que ha dado lugar a un aumento de enfermedades oculares como la queratoconjuntivitis actínica, las degeneraciones retinianas, las úlceras corneales y la aparición más temprana de cataratas. Por lo tanto, es esencial tomar medidas preventivas para proteger los ojos durante el verano.
El tipo de gafas que se elijan para proteger los ojos del sol es crucial. No todas las gafas de sol son adecuadas para este propósito, y se debe ser exigentes al elegir las adecuadas. Lo más importante es que los cristales de las gafas tengan filtros homologados que protejan de la radiación ultravioleta. Si se usan cristales de mala calidad que no filtren adecuadamente esta radiación, se puede estar en mayor riesgo que si no se usan gafas de sol en absoluto. Esto se debe a que los cristales oscuros que no filtran la radiación UV hacen que la pupila se dilate, permitiendo que más radiación entre en el interior del ojo, lo que puede resultar perjudicial. Así lo explica Fabio Delgado, director óptico de Cottet.
Cuando se realizan actividades al aire libre como practicar deportes o dar un paseo, se está expuesto a pequeñas dosis de radiación ultravioleta que se van acumulando y pueden causar daño en los tejidos con el tiempo. La exposición solar prolongada puede causar varios problemas, como irritación ocular, tumores conjuntivales, pterigión, aceleración en la formación de cataratas y degeneración macular en la retina. Además, es importante tener en cuenta que la piel de los párpados también puede sufrir daño progresivo por la exposición al sol, lo que puede llevar a la aparición temprana de arrugas
Deporte y protección ocular
Se recomienda proteger los ojos durante la práctica deportiva, especialmente durante las horas de mayor exposición solar entre las 12 y las 15 horas. El Dr. Óscar Gris Castellón de la Fundación IMO sugiere el uso de gafas de sol para prevenir la entrada de cuerpos extraños y evitar traumatismos accidentales. También se recomienda su uso para el agua, ya que el cloro de las piscinas puede causar irritación en la superficie ocular y aumentar la incidencia de conjuntivitis por gérmenes presentes en el agua, especialmente en niños que suelen abrir los ojos bajo el agua.
Compra en centros especializados, elección del tipo lente y tratamiento de cristales
Hasta ahora, la Unión Europea utilizaba una escala de 5 tipos de filtros, desde el 0 hasta el 4, para reconocer su marcado CE, los cuales ofrecen diferentes niveles de protección contra los rayos solares. Las gafas con categoría 0, 1 y 2 son ideales para la ciudad o días nublados, mientras que las categorías 3 y 4 están diseñadas para ambientes soleados, deportes acuáticos y de alta montaña, y la conducción, ya que solo transmiten entre el 3 y el 8% de la luz. Es importante adquirir gafas homologadas y seguras que cuenten con el sello de la Comunidad Europea (CE) en centros especializados.
Los expertos de Cottet recomiendan elegir el tipo de filtro y protección según el tratamiento de los cristales.
Algunas opciones son:
- Gafas negras polarizadas:
Reducen los reflejos y la distorsión, pero disminuyen la visibilidad en condiciones de poca luz. Son ideales para la conducción de día, deportes acuáticos y de alta montaña, ya que pueden reducir la distancia de frenado en 7 metros a 80 km/h, según estudios europeos de seguridad vial.
- Gafas con lentes marrones, verdes y azules:
Son los colores estándar que menos alteran los colores de la visión, y el verde ofrece mayor confort visual.
- Gafas con lentes rosas:
Resaltan las sombras y los contrastes, siendo más eficaces en condiciones de poca luz.
- Gafas con lentes amarillas, ámbar y rojas:
Filtran la luz azul y definen las sombras, siendo versátiles para todas las condiciones.
- Gafas transparentes:
Son ideales para condiciones de muy poca luz, como por la noche. Las gafas espejeadas son adecuadas para mejorar el contraste en días de mucha luz, aunque es importante conocer el tipo de filtro que tienen.
Existen otros tipos de tratamiento de cristales que pueden ser beneficiosos para la protección y la salud visual.
Dos de los más destacados son:
- Cristales fotocromáticos:
Estos cristales se adaptan automáticamente a las condiciones de luz, oscureciéndose en ambientes luminosos y aclarándose en ambientes más oscuros. Son muy útiles en situaciones en las que se pasa de ambientes muy iluminados a otros más oscuros y viceversa, y resultan especialmente recomendables para personas que pasan mucho tiempo al aire libre.
- Cristales antirreflejo:
Estos cristales reducen los reflejos en la superficie de los propios cristales, lo que permite que la visión sea más nítida y clara. Son especialmente útiles para personas que pasan mucho tiempo delante de pantallas de ordenador o en ambientes con mucha luz artificial, ya que reducen el deslumbramiento y la fatiga ocular.
Protección auditiva en verano
Es esencial tomar precauciones y seguir cuidados específicos para evitar posibles otitis externas durante los primeros baños estivales. El calor y la humedad son dos de las principales causas que favorecen la aparición de infecciones en los oídos, ya que el agua puede quedar retenida en el oído. Por esta razón, es fundamental secarse correctamente después de los baños.
Es importante prestar una atención especial a los niños, ya que son más vulnerables a sufrir estas patologías. Con la llegada de los campamentos de verano y la mayor exposición al agua que esto conlleva, es crucial concienciar tanto a padres como a hijos sobre la necesidad de proteger y cuidar adecuadamente los oídos, incluso mediante el uso de tapones si fuera necesario.
Según estudios, durante el verano se produce entre el 80 y el 85% de los casos de otitis externa, lo que significa que en España una de cada doscientas personas sufre esta afección durante la temporada estival.
Laia Iglesias, directora técnico de audiología de Cottet, señala que, durante el verano, los oídos se encuentran expuestos a factores perjudiciales con mayor frecuencia que durante otras épocas del año, principalmente debido al contacto frecuente con el agua. La humedad en el conducto auditivo externo crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y hongos, lo que puede provocar la aparición de otitis externas. Además, la exposición al agua de piscinas, ríos o el mar puede hacer que los tapones de cera en el conducto auditivo se hinchen, lo que no solo causa molestias, sino que también puede generar una leve pérdida de audición.
Se podría evitar la otitis y sus síntomas como el dolor, las molestias o la pérdida leve de audición, entre otros, si se utilizan los tapones de baño adecuados. Estos deben ser personalizados para ajustarse perfectamente al conducto auditivo de cada usuario, sin causar incomodidad y reducir la humedad en el oído.
Consejos y recomendaciones para mantener una buena salud auditiva en verano
Los especialistas en salud auditiva recomiendan el uso de tapones hechos a medida para todas las personas que practican natación, tanto de forma esporádica como habitual, ya que cada edad y oído presenta características diferentes. Estos tapones se adaptan perfectamente a la anatomía del conducto auditivo y son especialmente recomendables para niños, cuyos conductos auditivos son más pequeños y por tanto más propensos a retener agua. Se recomienda el uso de tapones también para aquellas personas con predisposición a contraer otitis o que han sido intervenidas del oído. Sin embargo, no es necesario que las personas sanas los utilicen y si se usan, se deben colocar con cuidado para evitar dañar el oído.
Además, es importante tomar medidas para evitar la acumulación de agua y humedad en los oídos después de nadar, como secarse bien los oídos con una toalla y evitar la exposición prolongada al agua. También es fundamental controlar la calidad del agua en piscinas para evitar infecciones y problemas de salud auditiva.
Si (
No(