No es de extrañar, por tanto, que haya cada vez más gabinetes de psicología cómo Ohana Psicología que se encargan de asesorar a otros profesionales. La supervisión psicológica de psicólogos profesionales es algo que quizá es poco conocido, pero es bastante común y está suficientemente justificado mediante años de experiencia. En definitiva, los terapeutas necesitan constantemente renovar sus herramientas para desarrollar mejor su trabajo diario.
Poder detectar y registrar la aparición de situaciones límite y aumentar su capacidad de anticipación frente a momentos críticos, es esencial para todos los profesionales de la psicología. En el desarrollo de su profesión, pueden aparecer y de hecho aparecen escenarios difíciles de resolver, o situaciones donde sus competencias no son suficientes para una gestión adecuada. Por eso hay psicólogos en Barajas especializados en supervisión.
Cómo ayuda la supervisión a los profesionales de la psicología
La supervisión supone una gran ayuda para cualquier terapeuta, no solamente para quienes están iniciando su carrera profesional, sino también para quienes llevan años de experiencia a sus espaldas. Tanto recién licenciados como terapeutas experimentados pueden verse en situaciones límite, bien por circunstancias personales, bien por situaciones provocadas por los propios pacientes.
Poder detectar y aprender a gestionar dichas situaciones es esencial para el buen desempeño de su trabajo, y, sobre todo, para la seguridad de los pacientes. También puede ocurrir que se necesite supervisión para poder mirar desde otro punto de vista la situación, o para recabar más información, o para completar un diagnóstico. Los motivos son muchos y variados, y en cualquier caso, pedir supervisión es más necesario de lo que se pudiera creer.
De hecho, podemos afirmar que la supervisión psicológica entre profesionales es una herramienta fundamental dentro de la práctica clínica. Contar con la opinión, guía y experiencia de otros profesionales es de gran ayuda para resolver casos clínicos, o gestionar mejor determinadas situaciones terapéuticas. En este aspecto, no importan los años de experiencia, pues a menudo hay casos difíciles o momentos donde se necesita ayuda.
Por otra parte, se comparten técnicas terapéuticas y se ponen en práctica, algo que sería imposible de hacer en una consulta individual con un paciente. Esta oportunidad de aprender y ejecutar nuevas herramientas terapéuticas para después poder ponerlas en práctica es sin lugar a dudas una de las ventajas de acudir a supervisión. De otra forma, el profesional de la psicología corre el riesgo de quedarse anquilosado en una serie de técnicas fijas.
Objetivo de la supervisión
Además de la supervisión a nivel individual, también existen los grupos de supervisión, cuyo objetivo no es otro que ayudar a mejorar el desempeño de los terapeutas. Estos grupos se encargan de monitorear la calidad de las sesiones o terapias que se ofrecen a los pacientes, y ayudan a los terapeutas a mantener los límites. El bienestar de los pacientes es el objetivo número uno, sin olvidar el de los propios terapeutas.
Mediante un trabajo de autoconocimiento, los terapeutas aprenden a detectar a tiempo las dificultades, para así poder prevenirlas y actuar sobre las mismas de forma eficiente, tanto para sí mismos, como para sus pacientes. No hay que olvidar que los terapeutas profesionales también son humanos y pasan por los mismos procesos personales que cualquier otro ser humano, desde pérdidas de seres queridos a crisis o situaciones complicadas.
Los profesionales que asisten a los grupos de supervisión tienen la oportunidad de realizar un seguimiento de sus casos y consultar dudas. También adquieren conocimientos mediante la supervisión de otros casos expuestos por otros profesionales. De esta manera se intercambian conocimientos y herramientas con las que mejorar su labor profesional y proteger su integridad personal.
Mediante la supervisión para psicólogos se consigue aclarar dudas teóricas sobre el proceso terapéutico: interpretación de test, formulación de hipótesis diagnóstica, análisis del propio estilo terapéutico, resolver dificultades, compartir recursos y técnicas en función de los pacientes, mejorar la relación terapeuta-paciente, y un largo etcétera. Es un aprendizaje profundo y continuo que mejora las capacidades profesionales y de atención al paciente.
En resumen, con esta herramienta de supervisión, los terapeutas profesionales participan del análisis de otros procesos, y también reciben la supervisión de sus propios casos clínicos. Además, las sesiones se supervisan en vivo conjuntamente con un tutor-supervisor, de esta forma, el grupo actúa como un equipo reflexivo, ayudando a quien recibe supervisión a ofrecer una mejor atención a sus pacientes. Sin esta herramienta, difícilmente se podrá dar el mejor servicio al paciente.
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