En las últimas décadas del siglo XIX Juan Antonio López se levantaba a las cinco de la mañana y marchaba caminando a la capital para buscar los "papeles" que después repartía en Pozuelo. Su hijo Federico López siguió sus pasos y al reparto de prensa añadió la venta en exclusiva de la lotería del Rey Alfonso XIII. Sus nietos, Eduardo y Jose López, caminando o en bicicleta, recorrieron de chavales los núcleos tradicionales voceando los periódicos hasta que comenzaron a venderlos en pequeños puestos. Hace tres décadas se instalaron bajo un kiosco itinerante. Primero estuvo bajo los soportales del viejo Ayuntamiento, después en la calle de la Iglesia, más tarde en los desaparecidos Jardincillos y en los últimos meses a la entrada de la plaza Mayor.
El kiosco de los hermanos López ha tragado polvo y suciedad por culpa de las obras pero tenía aire acondicionado y se cerraba como un armario. Dentro de poco se convertirá en chatarra. Seguro que Jose y Eduardo lo van a echar de menos no solo porque disponen de menos espacio para exponer la colección de cromos de la Liga, las cartas Pokemón o las de Hello Kitty. Durante años ha sido su segunda residencia y aunque la ventanita desde la que ahora se asoman a la plaza del Padre Vallet no tiene tanto espacio dicen que ha supuesto un cambio a mejor.
Inquilinos del NCC
El nuevo kiosco de la plaza (siempre ha sido, es y será el kiosco de la plaza) es más bien una tiendecita mimetizada, como las plantas, con el centro cultural. Pocos vecinos imaginaban que la estructura metálica situada en la parte posterior del NCC, bajo el atípico diseño arquitectónico de uno de sus muros, escondía un expositor para colocar periódicos y revistas. En el suelo un raíl por el que se desliza les facilita el trabajo que, como el de su abuelo y el de su padre, comienza de madrugada.
Quienes contemplan por primera vez el original puesto de periódicos, imaginado en una infografía convertida hoy en realidad, no pueden evitar hacer un comentario. Y los hay de todo tipo. A la mayoría les gusta la nueva situación porque es moderna, funcional y se adapta al entorno. Pero alguno hay que piensa que ha sido un regalo municipal y no. Eduardo y Jose López pagan un alquiler al Ayuntamiento por su nuevo hogar.