Independizarse es uno de los primeros pasos de los jóvenes que tienen que irse a estudiar lejos de casa. En España es algo habitual, pasando de una provincia o Comunidad Autónoma una vez se superan las pruebas de acceso a la Universidad. Sin embargo, una vez llegado este punto, el debate es otro: ¿irse a una residencia o alquilar una habitación?
Según concretan los expertos del sector, es un tema de análisis en las familias. “Cuando un universitario se marcha de casa suele valorar las opciones con sus padres, que son los que mayoritariamente les van a respaldar en términos económicos”, explica Nacho Sanz, co-CEO de la plataforma española LIVE4LIFE, especializada en el alquiler de habitaciones para estudiantes.
Las dos opciones tradicionales son la del alquiler de una habitación o la de marcharse a una residencia de estudiantes. Influyen muchos factores y, entre ellos, el de la personalidad del propio estudiante y su estilo de vida. A ello hay que sumarle condiciones económicas o incluso las amistades.
La principal característica que lleva a decantarse entre una habitación o una residencia es la de la independencia del propio estudiante. “Irse a un piso compartido es un paso mucho más grande que marcharse a una residencia”, indica Sanz. Según detalla, el piso supone una independencia absoluta en cuanto a organización, limpieza, compra de la comida y el día a día de cualquier casa.
“Sí que hay casos en los que el alquiler de una habitación incluye la limpieza profesional de zonas comunes de la casa, pero no de toda la vivienda”, subraya. Por el contrario, la residencia acostumbra a tener un mayor apoyo: “Se puede incluir el menú diario, hay mayor facilidad para la limpieza de la ropa y en general se trata de un ecosistema mucho menos autónomo que el de alquilar una habitación”, reconocen desde LIVE4LIFE.
Además de esta independencia del universitario, también influyen aspectos económicos. Y es que el precio de una habitación en una residencia, incorporando estas facilidades para los estudiantes, puede ir de los 800 euros a superar los 1.000 euros mensuales.
Pese al aumento del precio medio en el alquiler de habitaciones, esta opción sigue siendo más barata que la de mudarse a una residencia de estudiantes y por lo tanto se mantiene como la vía más habitual entre los universitarios.
La compañía cifra en 350 euros el premio medio de una habitación en España, que van desde los 500 de media en Madrid hasta los 275 de Granada y Alicante, los 330 de Sevilla o los 360 de Valencia.