Durante la última década, los millennials han abrazado el discurso sex-positive, que promueve la libertad de explorar la propia sexualidad sin tabúes ni estigmas. Con el auge de las redes sociales, aplicaciones de citas y una conversación abierta sobre la intimidad y el placer, esta generación se ha posicionado como pionera en normalizar el disfrute de una vida sexual activa y diversa. Pero, ¿qué tan real es esta percepción de la generación millennial? La más reciente encuesta de LELO revela una perspectiva más matizada sobre cómo realmente viven y perciben su sexualidad.
La frecuencia y la satisfacción en la vida sexual de los millennials
A pesar de ser conocidos por su mentalidad abierta y supuesta aceptación al sexo casual, los datos revelan que los millennials no tienen una vida sexual tan activa como podría pensarse. Según la encuesta en España, aunque el 89% de los millennials ha tenido sexo en el último año, solo el 23% reporta tenerlo al menos diez veces al mes. Sin embargo, un 69% de ellos expresa su deseo por tener una vida sexual más activa de la actual, señal de que la satisfacción en este aspecto es relativa.
De hecho, el 35% de las personas menciona que el impacto de un estilo de vida ‘ajetreado’ y el estrés son las principales razones que afectan la frecuencia de sus relaciones sexuales.
La cultura sex-positive y el autoconocimiento
La cultura sex-positive ha impulsado a los millennials a explorar su sexualidad con una mentalidad abierta y sin prejuicios, promoviendo mayor comprensión de sus necesidades y deseos. Sin embargo, esto no implica una vida sexual más variada. Casi tres cuartas partes de los millennials admiten que no han explorado fantasías de kink o BDSM (79%). Esto es que, aunque la libertad para explorar está presente, muchos no extreman sus prácticas y prefieren límites en los que se encuentran más cómodos.
Asimismo, el estudio revela que, aunque la mayoría se siente satisfecha y cómoda con su sexualidad, aún hay quienes desean indagar más sobre el autoconocimiento. Hasta un 24% manifiesta que necesita explorar más sus preferencias para entenderse mejor, lo que indica que el camino hacia una sexualidad plena y satisfactoria es un proceso constante de aprendizaje y autodescubrimiento.
El dilema entre la libertad y el deseo de estabilidad
Si bien la generación millennial ha abrazado la diversidad en sus relaciones, el estudio muestra que el ideal de una relación monógama sigue siendo una aspiración importante: el 61% de los millennials prefiere una relación tradicional con una sola pareja. Esto sugiere que, aunque han normalizado la autoexploración y los vínculos casuales, muchos encuentran en la monogamia un equilibrio emocional y personal que les da seguridad y bienestar.
La expectativa vs la realidad: ¿Están realmente satisfechos?
A pesar de ser la generación que creció con el discurso sex-positive, parecen estar en una encrucijada entre la libertad sexual y la satisfacción real en su vida íntima. Solo una de cada cinco personas siente que los millennials tienen más sexo que otras generaciones, mientras que el 12% cree que, en realidad, tienen menos. Esto podría explicarse por el estrés y la presión que enfrentan en otros aspectos como el trabajo o la economía, que afectan su bienestar emocional y, por ende, su satisfacción sexual.
Estos datos invitan a reflexionar sobre si la libertad para explorar y disfrutar realmente se traduce en una vida sexual más activa o diversa para los millennials. Aunque esta generación ha derribado tabúes y se ha abierto a una sexualidad sin estigmas, la realidad muestra que sus deseos y experiencias están marcados por contradicciones. Entre el deseo por relaciones estables y el ideal de libertad sexual, muchos millennials buscan encontrar un balance que les permita vivir su sexualidad de una manera auténtica y, sobre todo, satisfactoria.