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Recuperar el movimiento, la palabra y la esperanza

lunes 24 de noviembre de 2025, 07:39h
Recuperar el movimiento, la palabra y la esperanza
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El Centro Europeo de Neurociencias (CEN) impulsa la concienciación sobre la importancia de la rehabilitación intensiva y el apoyo emocional a las familias, a través de historias como las de Samuel y Rodrigo.

En España se producen cada año cerca de 90.000 casos de ictus, con más de 23.000 fallecimientos según la Sociedad Española de Neurología. Convirtiéndose en la primera causa de discapacidad adquirida en adultos.

Según datos de la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España unas 73.900 personas viven con Daño Cerebral Adquirido (DCA) a causa de un traumatismo craneoencefálico. El ictus es la principal causa, representando más del 80% de los casos, seguido del traumatismo craneoencefálico (TCE), que supone alrededor del 16%.

En España, cada año unas 90.000 personas sufren un ictus según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología, y más de un tercio de los supervivientes quedan con secuelas que afectan su habla, su movilidad o su forma de pensar. Según datos de la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España unas 73.900 personas viven con Daño Cerebral Adquirido (DCA) a causa de un traumatismo craneoencefálico. El ictus es la principal causa, representando más del 80% de los casos, seguido del traumatismo craneoencefálico (TCE), que supone alrededor del 16%. El Centro Europeo de Neurociencias (CEN), especializado en neurorrehabilitación intensiva, recuerda con motivo del Día Mundial del Ictus y el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido (DCA) que la verdadera batalla comienza después: cuando los pacientes vuelven a casa y deben aprender a vivir de nuevo.

Un día cualquiera, todo cambia. Una carretera, una mañana de trabajo, una frase que no termina de salir. Así empieza, muchas veces, la historia del ictus o del daño cerebral adquirido, una realidad que afecta a miles de personas y que, aunque no siempre se ve, deja una profunda huella en quienes la viven.

“Las lesiones cerebrales no son el final, pero sí un punto de inflexión. La rehabilitación intensiva permite que muchas personas recuperen su autonomía y su identidad, pero requiere tiempo, trabajo y acompañamiento emocional”, explica José López Sánchez, director Clínico y Cofundador de CEN. “Detrás de cada recuperación hay una historia de valentía y constancia. Por eso, en CEN trabajamos desde un enfoque humano y personalizado, que combina lo físico, lo cognitivo y lo emocional”.

La historia de Samuel: un accidente, una vida nueva

Samuel tenía 32 años cuando su vida cambió de golpe. Un día, de camino al trabajo, sufrió un accidente de tráfico frontal contra un camión. El impacto fue devastador: fractura de ambos fémures, un fuerte traumatismo craneal y un largo ingreso en el Hospital Doce de Octubre. Pasó semanas en coma, fue operado en varias ocasiones y los médicos no sabían si saldría adelante.

“Durante meses no respondía a estímulos, no hablaba, no comía solo. Era muy duro ver cómo alguien tan vital quedaba atrapado dentro de sí mismo”, recuerda Adriana, su esposa.

Samuel pasó más de un año hospitalizado y llegó a CEN en febrero de 2025, aún en silla de ruedas y con grandes dificultades cognitivas y de memoria. No controlaba esfínteres y apenas podía mantener la atención o recordar lo ocurrido el día anterior. Desde entonces, realiza un programa intensivo de fisioterapia, neuropsicología y terapia ocupacional. “Cuando llegó a CEN, no podía mantenerse en pie. Hoy camina de manera independiente, va solo al baño y puede mantener una conversación coherente. Todavía tiene olvidos, pero cada semana hay pequeños avances”, cuenta Adriana.

Hoy, Samuel y Adriana esperan su segundo hijo, un deseo que parecía imposible tras el accidente. Para ellos, cada paso es una victoria y una motivación más para seguir adelante.

Rodrigo: volver a ser uno mismo tras un ictus

Rodrigo tenía 23 años cuando sufrió un ictus. Aquella mañana de mayo de 2024 se preparaba para ir al gimnasio cuando empezó a sentirse extraño. La mitad de su cuerpo se paralizó, las palabras no salían y su rostro se durmió. “Llamé a mis padres porque sabía que algo no iba bien, pero desde ahí no recuerdo nada más”, relata.

Pasó diez días en coma inducido y fue sometido a cuatro operaciones. Estuvo más de dos meses hospitalizado y, cuando despertó, tuvo que empezar desde cero: aprender a hablar, mover la mano, volver a confiar en su cuerpo. En septiembre de 2024 comenzó su tratamiento en CEN, con sesiones de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y neuropsicología. La recuperación fue progresiva, pero constante.

“Cuando llegué no podía mover los dedos ni hablar con claridad. Hoy puedo coger cosas, hablar sin pausas y mantener una conversación normal. Vuelvo a hacer deporte, viajo, conduzco, salgo con mis amigos. Soy totalmente independiente”, explica Rodrigo. “He aprendido que la recuperación no depende solo del cuerpo, sino también de la actitud. Hay que tener ganas de seguir adelante, apoyarse en la familia y disfrutar del proceso, porque estamos vivos”.

El ictus y el daño cerebral adquirido no solo afectan al cuerpo, sino también a la identidad, las emociones y las relaciones personales. “Tenemos pacientes que llegan sin poder moverse ni hablar y, con el tiempo, recuperan la autonomía y la confianza”, añade José López Sánchez. “La ciencia está avanzando mucho, pero lo que más cura es la constancia, la empatía y el trabajo en equipo entre profesionales, pacientes y familias”.

En este Día Mundial del Ictus y Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido, CEN quiere recordar que la prevención es clave, pero también lo es la rehabilitación. Porque detrás de cada dato hay una historia de lucha, esperanza y vida. Y porque, como Samuel y Rodrigo, miles de personas en España demuestran que volver a empezar sí es posible.

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