Desde la Dirección General de Tráfico se quiere acabar con la creencia, todavía generalizada entre los conductores, de que hay que beber mucho para notar los efectos del alcohol al volante. Especialmente durante esta época del año en la que las comidas y cenas de empresas son muy habituales y se produce una mayor ingesta de bebidas alcohólicas. Según datos de la DGT, el alcohol está presente en más de un tercio de los accidentes mortales y además multiplica por 9 las posibilidades de sufrir un accidente.
Uno de los efectos más importantes, es que el alcohol aumenta el tiempo de reacción, es decir, aumenta el tiempo que tarda la persona, después de recibir la información, en actuar. Además, el consumo de alcohol, deteriora la percepción a través de la vista y el oído y modifica el comportamiento de la persona, entre otras cosas. En general, los efectos del alcohol son directamente proporcionales a su concentración en sangre, es decir, a mayor concentración mayor deterioro.
En cuanto a la alteración de la conducta, se puede afirmar que el alcohol produce un efecto de sobrevaloración de la persona dando lugar a una mayor seguridad en sí misma. Esto genera un mayor riesgo de accidente. Por otra parte, el alcohol puede alterar la conducta-comportamiento, y bajo sus efectos no son infrecuentes las reacciones de euforia, agresividad, conductas temerarias, etc.
Tráfico recuerda también que el 21,9 por ciento de los peatones fallecidos en 2008 por atropellos, presentaba índices de alcoholemia superiores a 0,3 gramos por litro, de la misma manera que la Dirección General de Tráfico insiste en la importancia de concienciar también al conductor de los peligros y riesgo que tiene la mezcla de alcohol con otras drogas o fármacos.
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