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Homenaje a las lavanderas de Pozuelo

jueves 24 de abril de 2014, 08:54h

Es sólo cuestión de tiempo. La escultura que con tanto cariño ha diseñado y custodiado la Asociación Cultural La Poza abandonará su actual destino municipal para colocarse junto a la fuente y el lavadero con más historia de Pozuelo. Tan pronto como el entorno sea rehabilitado.

Hoy mismo el Grupo Municipal Popular presenta en sesión plenaria una moción para instalar el monumento a unas mujeres que durante décadas ejercieron como motor de la economía local. Con su trabajo, con sus manos, hace un siglo en el lavadero de La Poza, reivindicaron el oficio remojando en las aguas de Pozuelo blusas, enaguas, camisas, calzones y pañuelos ajenos que incluso almidonaban -con tenacillas de fuego- y planchaban. Muchas veces los encargos procedían de la capital y viajaban en carro tirado por mulas.

A lo largo de las últimas décadas La Poza ha sufrido diferentes actuaciones que la han modificado hasta desvirtuarla y en la actualidad presenta un estado de abandono. Pero el equipo de Gobierno que preside Paloma Adrados ha decidido tomar cartas en el asunto y el concejal de Obras, Andrés Calvo-Sotelo, va a defender en pleno una propuesta que contempla la rehabilitación del entorno -incluídos los cuatro caños de la fuente; sólo funciona uno- y la instalación de una escultura moderna pero con guiños tradicionales. Se trata de una lavandera de hierro envejecido realizada por el especialista en forja artística Ángel Florez-Estrada pensada para ir adosada a un muro que ha financiado la Asociación Cultural La Poza.

La fuente de la vida

Según María Esperanza Morón, Cronista de la Villa, es muy probable que a La Poza se refirieran las Relaciones Histórico Geográficas de los Pueblos de España que Felipe II mandó realizar allá por 1575 que hablaban de "una fuente de mucho agua". De lo que no hay duda es del enorme tributo que Pozuelo tiene que rendir a sus fuentes y especialmente a La Poza.

En apenas medio kilómetro, en torno a este manantial se situaban otras tres emanaciones de agua: La Fuentecilla, El Pilón de la Plaza y la Fuente de la Salud. Estas dos últimas desparecieron en los años 80 aunque de la situada en la añorada masa boscosa de olmos -hoy parque urbano- queda un recuerdo de ladrillo con la placa original en la que puede leerse que fue construida por suscripción popular en 1905 siendo alcalde D. Vicente Bravo. La del Cura -para llevar agua al barrio de arriba- se ha colocado en la carretera de Carabanchel.

A los usos elementales de abastecimiento de agua para uso doméstico y abrevadero para el ganado de la fuente de La Poza se añadía un lavadero público, compuesto de un gran estanque al aire libre -todo ello de granito- donde las mujeres hasta hace medio siglo bajaban a lavar la ropa. María Esperanza Morón asegura que este uso, a todas luces anclado en un pasado muy remoto, dio origen a toda una fructífera industria de lavanderas que hacía la colada de las casas ricas del pueblo y del cercano Madrid y que durante el siglo XIX y principios del XX compitió con las riberas del Manzanares y sus lavanderías.

El agua que el lavadero evacuaba daba origen a un tercer aprovechamiento no menos importante para la economía de Pozuelo: a su costado se encontraba una gran balsa apartada donde los curtidores procedían a lavar las pieles para su posterior curtido y tras ese uso transportaba gran cantidad de desechos orgánicos que la hacían ser muy apreciada para el riego de tierras. Así que se llevaba a través de un canal hacia las célebres huertas de lombardas y lechugas que en su día dieron nombre al Camino de las Huertas.

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