Lo anunciamos hace unos meses. Era sólo cuestión de tiempo. La escultura de Ángel Florez-Estrada que homenajea a las lavanderas de Pozuelo preside el lavadero de La Poza, uno de los lugares con más historia de Pozuelo.
Los socios de la Asociación Cultural La Poza han hecho realidad un sueño que tiene que ver con un pasado no tan remoto y un oficio vinculado al agua. Por eso María Jesús Ruiz, Secretaria y responsable de Comunicación de La Poza, escuchaba su murmullo delante del muro. Con sus palabras viajamos a un tiempo de manos mojadas y ropa tendida al sol, de cántaros y lavanderas, "mujeres que gestaron un pueblo que hoy apenas nadie recuerda pero que está en nosotros".
Las diferentes juntas directivas de la Asociación Cultural La Poza han promovido durante años un proyecto que ahora cuenta con el apoyo municipal y el compromiso del equipo de Gobierno de renovar el histórico entorno. Mientras, los vecinos han cuidado de la fuente y el jardín aledaño. Por el camino se cruzaron con José Antonio Gómez, artista plástico y pozuelero para renovar el entusiasmo.
Ahora, tras contemplar de cerca a la figura de hierro que dobla su espalda y sostiene una tabla, lo que toca -como dice María Jesús- es recordar y esperar la llegada del agua a un lugar que durante siglos fue el corazón de Pozuelo. Y así termina -en la placa- el poema de María Martín de Rozas que, ante decenas de personas, su hijo recitaba a coro con la alcaldesa, Paloma Adrados y el concejal de Obras, Andrés Calvo-Sotelo: "De ahí nació ese oficio, de su esfuerzo y su tesón, para bastantes lavanderas fue siempre la solución".
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