La cabalgata de Reyes fue el punto de partida. La participación de un grupo de residentes en el número uno de la calle Escalinata en el acontecimiento más esperado por los niños de Pozuelo les hizo platearse dar un paso más, convertirse en peña y legalizar su situación como asociación sin ánimo de lucro. Corría el verano de 2002. La puesta de largo tuvo lugar en las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Consolación. Desde entonces, los vecinos de una pequeña y céntrica calle de Pozuelo, con medio tramo de escaleras, que nace en la plaza del Padre Vallet han colaborado en diferentes actividades relacionadas con la vida social y cultural de la ciudad como el Día del Niño.
La mayoría de los miembros de El Botijo viven en el edificio próximo al corazón urbano de Pozuelo y a ellos se han unido sus hijos, nietos y algunos amigos. Aunque la peña está formada por medio centenar de miembros muchos son familia. Juntos la bautizaron con el nombre del tradicional objeto de barro porque la mayoría tenía uno en casa. Y podía conseguir más en sus pueblos de origen con diferentes formas y tamaños.
Merendola Popular
Este año la peña ha salido en el Pasacalles de las Fiestas con dos botijos de tamaño natural. Juani y Pili cantaron, bailaron y lo pasaron en grande a pesar del calor que hacía dentro del disfraz que ellas mismas confeccionaron a partir de un patrón basado en su escudo. Mañana martes 6 se sumarán con sus compañeros al reparto masivo de bocadillos y limonada. Y la noche del viernes 9, día de la 6ª Quedada Generacional, El Botijo organiza una cena a la que asisten los miembros de la peña, comerciantes y representantes municipales.
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