El concierto de Fangoria en El Torreón fue mucho más que un recital en vivo y en directo. La puesta en escena y el cuerpo de baile transformaron el auditorio en sala de fiestas y a Alaska en primera vedette, en artista de revista que unas veces era santa y otras beata. A ratos hasta funcionaria asesina.
La novia del zombie se metió al público en el bolsillo desde el primer momento con la ayuda de Nacho Canut, la guitarrista Ikerne y Spunky. Y lo había de todas las edades, clase y condición. Cuando se cambió de ropa por quinta vez el graderío estaba entregado. Había cantado, saltado, movido la tibia y el peroné al ritmo de Como pudiste hacerme esto a mí, A quien le importa y otros hits de Dinarama.
La actuación de la explosiva Susana Reche añadió el toque picante a un espectáculo que a la mayoría se le hizo corto. A algunos nos hubiera gustado escuchar Terror en el hipermercado o La bola de cristal. Otra vez será.
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