“En los últimos años ha aumentado el número de personas que practican esta actividad de manera significativa”, explican los responsables de Creu Blanca. “En 2018 -añaden- los certificados realizados duplicaban los emitidos en 2017 y en 2019 se sigue apreciando una tendencia al alza”.
Para poder bucear es necesario tener un estado de salud correcto acreditado con un certificado médico para buceo. Por eso todo buceador que vaya a someterse a un ambiente hiperbárico, ha de superar un examen médico realizado por un médico especialista en actividades subacuáticas. Este certificado médico tiene una validez de dos años.
“Como toda práctica deportiva -explican desde Creu Blanca- el buceo ya sea como hobby o de manera profesional, entraña unos riesgos para la salud, que con la pertinente revisión médica se reducen considerablemente”. En Creu Blanca disponen de especialistas para realizar la revisión médica tanto si se bucea por motivos laborales como por hobby.
Existen distintos tipos de certificados para submarinismo:
1) Certificado Submarinismo profesional con botella: esta revisión va dirigida a los profesionales del submarinismo (bomberos, policías, etc.).
2) Certificado submarinismo sin botella: es una revisión menos exhaustiva que la que se requiere para la modalidad con botella.
3) Certificado submarinismo deportivo con botella: esta revisión va dirigida a todas aquellas personas que entienden el submarinismo como un hobby o deporte.
En las tres revisiones se enfatiza la evaluación del corazón mediante un estudio cardiológico ya que el buceo supone un esfuerzo considerable para este órgano.
En el caso de los buceadores profesionales, al pasar bastantes horas bajo el agua se les practica además del estudio cardiológico, una espirometría (para conocer su capacidad pulmonar) y un electroencefalograma ya que se supone que bucean a mayor profundidad y debe estudiarse si no han sufrido daños por ello.
Las revisiones para buceadores con botella son practicadas por especialistas en medicina hiperbárica, una disciplina para la cual los profesionales de Creu Blanca se han sometido a un curso específico, que permite valorar al buceador desde una perspectiva muy concreta.