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El libro Urdangarín. Retrato de un naufragio, ya está a la venta

miércoles 16 de noviembre de 2022, 13:23h
El libro Urdangarín. Retrato de un naufragio, ya está a la venta
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Una crónica deslumbrante, adictiva y necesaria sobre un hombre que lo tuvo casi todo y casi todo lo perdió. Con maestría en la narrativa, un lenguaje ágil y un despliegue de datos extraídos de archivos oficiales y de las numerosas entrevistas que el autor ha llevado a cabo durante el proceso de documentación, Nacho Gay desvela en esta obra imprescindible el paso a paso de la destrucción de un matrimonio y una familia. Este es el relato, en definitiva, del naufragio de Iñaki Urdangarin.

¿Cómo sobrevivir casi tres años en una celda? ¿Cómo seguir después con tu vida en libertad? Nacho Gay, autor de ‘Urdangarín. Retrato de un naufragio’, el libro que está llamado a convertirse en el Best Seller del año, desvela con luz y taquígrafos cómo pasó Iñaki Urdangarín los novecientos treinta y nueve días y sus correspondientes noches en prisión.

Según afirma el autor, “aunque parcialmente novelados, los hechos narrados en este libro, son el resultado de meses de observación. Muchos detalles se han extraído de archivos oficiales o de las numerosas entrevistas, más de treinta, que se han llevado a cabo durante el proceso de documentación”. “Todos los personajes que aparecen en el texto son reales –continúa Gay–, aunque algunos, los menos, responden a nombres falsos intencionadamente, en ocasiones porque así lo han solicitado ellos mismos, en otras por deferencia ante posibles reprobaciones de su entorno laboral y/o personal, o simplemente para no importunarlos”, explica.

Los diálogos, desarrollados con un lenguaje ágil y con maestría en la narrativa, se ajustan al recuerdo del entorno de quien fuera marido de la infanta doña Cristina de Borbón, mientras estuvo en prisión. “No estamos ante una novela –puntualiza Nacho Gay–, aunque me haya permitido ciertas licencias literarias para facilitar la narración.

Sin duda, se trata de una crónica deslumbrante que se presenta como un híbrido poco convencional entre el clásico relato de acontecimientos y una novela de no ficción. “Quiero agradecer la confianza y el altruismo de todas y cada una de las personas que han accedido a hablar conmigo a lo largo de esta investigación”, afirma Nacho Gay, y concluye que “no ha sido sencillo, porque la mayoría de ellas son o han sido funcionarios del Estado, miembros de la Iglesia católica o tienen lazos de amistad o incluso familiares con los dos protagonistas principales de esta historia. Sin su testimonio, este libro no habría sido posible”.

Extractos del libro

En prisión

Iñaki descubrió en ese momento que las estancias que iba utilizar en el módulo (doscientos de los cuatrocientos metros totales aproximadamente) tenían la forma de una letra T irregular y se componían principalmente de una sala de estar, una habitación con baño incorporado y un patio exterior de unos cien metros y algo sombrío, porque estaba orientado al norte. El recinto no recordaba para nada a una cárcel; ni rastro de los habituales barrotes o las puertas de hierro forjado con pestillo king size. El preso también disponía de una especie de reducto gourmet en un pequeño rincón que hacía las veces de office, sin cocina, pero con cafetera y un pequeño refrigerador. Había también una sala semivacía, que en otro tiempo fue una especie de gimnasio, en la que malvivían unas pesas y unas espalderas que se caían a trozos, por supuesto inservibles. A pesar del desdén que le produjo el lugar, un elemento dejó especialmente noqueado, pero para bien, al marido de la infanta. Uno muy concreto: la cama. Iñaki iba a ser probablemente el primer preso de España en dormir en una de matrimonio. Sí, una como Dios manda. O quien fuera que lo hubiese ordenado.

Iñaki al habla

Hasta dos testigos diferentes sitúan al preso en algún momento de su estancia manipulando un celular. Una fuente extraoficial de la cárcel va más allá y afirma que, como en el módulo de tránsito del centro penitenciario de Ávila no había cabinas, porque estaba en desuso, y no se podía trasladar al preso a los locutorios por cuestiones de seguridad —y también porque se trataba de una cárcel de mujeres, con las que no podía coincidir en ningún momento—, «cabe la posibilidad», lo afirman con cautela, de que los funcionarios tuvieran que facilitar un móvil a Iñaki propiedad de la cárcel para hacer las llamadas previamente concertadas que le corresponden por normativa. Las mismas fuentes apelan también, de nuevo, a cuestiones de seguridad incluso nacional, porque algunos de los teléfonos de toda cárcel —en Brieva, uno como mínimo— están intervenidos, esto es, pinchados, como se ha dicho siempre de manera coloquial, por lo que resultaría del todo ilógico dejar a Iñaki hacer llamadas telefónicas con ese tipo de aparatos, dado que frecuentemente hablaba con personas que están en la línea de sucesión al trono, por lo que había que tener especial cuidado.

Croquetas para las visitas

Se pudo leer en la prensa, siempre citando a fuentes internas, que la infanta estuvo dentro del presidio cuarenta minutos, que es el tiempo que duran los encuentros más habituales —comunicaciones orales o personales en el reglamento— entre los presos y sus invitados, pero sinceramente nadie jamás le puso un cronómetro a Cristina de Borbón al entrar en aquellas instalaciones, ni mucho menos lo paró al verla salir. Hay testigos, varios, que acreditan que las visitas de la infanta y sus hijos llegaron a durar hasta cuatro o cinco horas —lo máximo permitido es tres en los encuentros familiares—, y que todos se movían por aquellos cuatrocientos metros cuadrados con plena libertad, mientras su padre les sacaba croquetas que le habían traído aquella mañana desde la cocina del lugar y que tenía almacenadas en su pequeño lobby culinario. Todo esto, claro, también por estrictas cuestiones de seguridad.

Juan Valentín

Los niños Urdangarin se habían convertido en personas no gratas entre la élite barcelonesa, y Juan, fundamentalmente él, que por entonces tenía catorce años, en plena adolescencia, con el pavo sobre la cabeza, no dejaba de escuchar las palabras «ladrón» y «chorizo» en las actividades extraescolares, en los momentos de asueto, incluso en las escasas salidas con amigos al cine o a cualquier otro lugar de ocio.

Confesiones con el padre galán

El día que se conocieron, Urdangarín llevaba unas notas que había escrito concienzudamente la noche anterior. En ellas, estaban resumidas, por puntos, todas sus preocupaciones una vez que se había convertido en un interno más en Brieva, el único sin número de celda, por cierto. El padre Galán pasó casi una hora durante aquel primer encuentro intentando descifrar, a pesar de sus crecientes problemas de vista, cuál era el concepto que Iñaki había subrayado varias veces con bolígrafo en ese revelador e íntimo documento. Pues bien, la palabra de nueve o diez letras que finalmente pudo leer el cura no era otra que «MATRIMONIO». Lo que viene a significar que, al contrario de lo que cabría pensar, Iñaki Urdangarin quería preservar su foto de familia al entrar en la cárcel, también su relación con la infanta, claro, y, justo en el momento del ingreso —quizá la respuesta hubiera sido otra el día de la salida—, su gran preocupación, al margen de sus hijos, era salvar como fuera esas nupcias. Pero, como todo el mundo sabe, ¡atención spolier!, no lo conseguiría. Como el sacerdote tenía más información que el resto de los españoles, no le pasó desapercibida la actitud de su amigo en los meses posteriores a su entrada en la cárcel, cuando algunas mujeres accedían a su celda, especialmente una de ellas.

Apocalipsis

Las imágenes de Iñaki Urdangarin junto a Ainhoa Armentia en el pueblo de Soorts-Hossegor que decoraron la portada de la revista Lecturas el 19 de enero de 2022 fueron realizadas por un profesional francés. El afortunado, ya que se los encontró por casualidad, no ha ejercido jamás como paparazzi, pero se ha dedicado siempre a la fotografía deportiva, por lo que llevaba su equipo de trabajo, lo que le permitió conseguir doce instantáneas con la calidad suficiente como para aparecer en una revista del papel cuché. El fotógrafo había trabajado en España, en concreto como freelance en el grupo Vocento, por lo que intentó vender su trabajo a ABC, diario que pertenece al citado conglomerado de medios. No obstante, quien se acabó llevando el gato al agua fue la revista Lecturas tras una oferta de alrededor de cuarenta mil euros por el material, tal y como el propio profesional se encargó de trasladar a los responsables del otro medio que participó en la subasta. Iñaki Urdangarin fue consciente de que le podían estar haciendo fotos. Sin embargo, decidió no informar a su esposa de lo sucedido en los días previos a la publicación. La infanta Cristina se enteró de la infidelidad de su marido gracias a que varios amigos y familiares suyos comenzaron a recibir las fotografías en sus móviles el martes 18 de enero. Hasta entonces nunca sospechó. Su propia hermana, la infanta Elena, al ver el material gráfico por primera vez se descolgó con estas palabras ante su interlocutor telefónico: «No tengo ni idea de quién puede ser, quizá una prima».

Sobre el autor

Nacho Gay nació en Arévalo (Ávila), en 1983. Se licenció en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid como primer alumno de su promoción en 2005. Dos años más tarde, y en el mismo centro, también se tituló en Comunicación Audiovisual. Con veinticuatro, se convirtió en redactor jefe de la sección de Cultura del diario El Confidencial, donde ejerció durante años como gestor de contenidos y crítico de cine y de televisión. En la actualidad es director de Vanitatis, el medio digital líder en España en información de casas reales, lifestyle y celebrities. Además, colabora en diversas tertulias de televisión y radio.

Ficha del libro

Título: Urdangarín

Subtítulo: Relato de un naufragio

Autor: Nacho Gay

Colección: Biografías y memorias

Páginas: 352

Precio: 20,90 euros.

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