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El lado amargo del chocolate Dubái: ¿lujo o estrategia de marketing azucarada?

Por P.L.C.
sábado 14 de junio de 2025, 17:57h
El lado amargo del chocolate Dubái: ¿lujo o estrategia de marketing azucarada?
Algunas marcas de chocolate Dubái contienen menos de un 5% de pistacho, el fruto seco del que presumen en sus envases

Las marcas blancas se suman a ofrecer productos “de lujo” con unas cualidades nutricionales dudosas

Es un producto con unas altísimas cantidades de azúcar

En los últimos meses, el llamado "chocolate Dubái" ha inundado redes sociales, estanterías de tiendas gourmet y plataformas de venta online. Envuelto en un sofisticado packaging dorado, con un aire de exclusividad emiratí y la promesa de contener pistachos “premium”, este producto se presenta como la última moda del lujo accesible. Sin embargo, detrás de su estética cuidadosamente diseñada, se esconde una realidad menos glamurosa: un bombón con altísimas concentraciones de azúcar y unas cantidades ínfimas del fruto seco que proclama en sus envases como protagonista.

"Un packaging verde, con pistacho, ya sugiere un alto porcentaje de ese fruto seco. La realidad es más azúcar que cacao y una irrisoria cantidad de pistacho", comenta Luis Cañada, CEO de FITstore, firma española de referencia en nutrición. “El consumidor ve la palabra ‘pistacho’ y lo asocia automáticamente con natural y saludable; la realidad del chocolate Dubai en retail se asemeja más a un topping”, señala.

El chocolate Dubai original combina crema de pistacho, tahini y kadaifi tostado, envueltos en chocolate suizo con leche. A pesar de su apariencia exclusiva, su composición nutricional revela que el azúcar es el ingrediente predominante, superando el 50% en algunas versiones, mientras que el pistacho apenas alcanza el 13,7% en productos como el de Mercadona, habiendo versiones que hasta representa menos de un 5% del total de producto.

El éxito del chocolate Dubai no es casual. Su posicionamiento se basa en una narrativa de exclusividad: origen oriental, ingredientes exóticos, y una imagen de lujo que atrae a los consumidores. Pero, como explica Luis Cañada, “esto es marketing emocional. No venden un alimento, venden una experiencia. Y ahí es donde está el peligro: nos hacen creer que lo caro o lo bien presentado es sinónimo de calidad nutricional, y muchas veces no es así”.

Este fenómeno no es nuevo. Durante años, productos altos en calorías, azúcares o grasas han sido “blanqueados” mediante un packaging elegante, ingredientes selectos mencionados en el frontal de los envases (aunque apenas estén presentes en la lista de ingredientes), y descripciones vagas como “artesanal” o “inspirado en Oriente”.

El poder del envoltorio

La presentación del chocolate Dubai es un caso de estudio: cajas con acabados metalizados, nombres que evocan riqueza y misterio, y una estética que imita el lujo de la alta perfumería. “Lo que se está vendiendo aquí no es un chocolate, es una sensación de estatus. Pero el cuerpo no digiere estatus, consume azúcar", sintetiza el especialista de FITstore.

El diseño del envase cumple una función doble: atraer al comprador y desviar su atención de la tabla nutricional. El envase casi nunca incluye información frontal clara sobre el contenido calórico, la proporción de azúcar o los aditivos presentes. “En FITstore, intentamos educar al consumidor para que mire más allá del dorado. Lo importante está en la etiqueta trasera”, recuerda Cañada.

Chocolate Dubai de marcas blancas… y con menos pistacho

El fenómeno del chocolate Dubai ha sido tan impactante que cadenas de supermercados como Mercadona han lanzado sus propias versiones. Bajo la marca Hacendado, Mercadona ofrece el "Chocolate blanco Fussion relleno de crema de pistacho y masa filo tostada". Este producto, que se vende por 1,95 euros, contiene tan solo un 13,7% de pistacho y un alto contenido de azúcar, manteniendo la estética lujosa del original.

“Es esencial pararse a leer las etiquetas y aprender a interpretarlas: saber que los ingredientes se presentan en orden de presencia puede servir para no dejarse llevar por estrategias de marketing emocional”, asegura Luis Cañada.

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