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La Semana Santa en Pozuelo

miércoles 04 de abril de 2012, 08:48h

Las tradición religiosa no ha cambiado con el paso de los años. En el último siglo y con la excepción del periodo de guerra los vecinos celebran la Semana Santa visitando templos y recorriendo calles.

En lo esencial no han variado ni los actos religiosos en el interior de los templos, ni las procesiones por las calles de los lugares más antiguos; el pueblo y el barrio de la Estación. Sólo los tres años que duró la Guerra Civil de 1936 no se celebraron por ser frente de batalla y estar evacuada toda su población.

Ayer...

Al finalizar la guerra, las imágenes habían desaparecido de las parroquias y algunas personas del pueblo compraron las más representativas para poder celebrar la Semana Santa, a las que se unía un crucifijo que desde el convento de Cluny, el Viernes Santo, era llevado a hombros por hombres a través de la actual calle de Juan Pablo II, hasta el casco antiguo.

Hasta el último cuarto del siglo XX prácticamente toda la población de Pozuelo asistía a los actos religiosos que se celebraban en las dos únicas parroquias que entonces tenía el municipio, la Asunción de Nuestra Señora y la de la Virgen del Carmen y, en menor medida, a los que se celebraban en algunas capillas de conventos como San José de Cluny, Mártires Oblatos o Cristo Rey. En las parroquias, unos pocos feligreses se encargaban de preparar los actos, vestir a los santos que iban a procesionar o preparar el altar del Santísimo y el resto asistía masivamente a los oficios religiosos programados para cada día.

Con el aumento de la población, en su mayoría de otras provincias, muchos aprovechaban los días de Semana Santa para “ir al pueblo” a ver a la familia. Esto unido a la costumbre de salir de viaje en estas fechas produjo una disminución de la participación en las celebraciones religiosas en las que es imprescindible la colaboración de los feligreses. Hasta tal punto se vieron seriamente amenazadas que durante algunos años dejaron de celebrarse algunos oficios como el lavatorio de los Apóstoles del  Jueves Santo o la procesión del Viernes Santo.

... y hoy

En la actualidad, en las numerosas parroquias con las que cuenta Pozuelo y en algunas capillas, como preparación a la Semana Santa, los viernes de Cuaresma se hace el Vía Crucis. Hace tan sólo unos días se celebró el tradicional Domingo de Ramos con la bendición de las palmas y los ramos de olivo. En torno al templo de la Asunción de Nuestra Señora se hizo una pequeña procesión en la que participaron decenas de los fieles con sus ramos bendecidos. En el barrio de La Estación los ramos bendecidos en la capilla del convento de Cluny se entregaron a los fieles que los llevaron en procesión hasta la cercana parroquia de Nuestra Señora del Carmen.

Mañana Jueves Santo por la tarde se celebra el lavatorio, en el que el sacerdote lava simbólicamente los pies a doce hombres, como lo hizo Jesús a sus apóstoles y siguen los cultos propios de la liturgia del día, montándose los altares al Santísimo para su adoración. En la actualidad, algunas personas siguen la tradición que había en Pozuelo de Alarcón de recorrer las capillas de los conventos e iglesias visitando el monumento y haciendo las “estaciones”.

Desde hace unos años, el Viernes Santo a las doce de la mañana se celebra un via crucis en la Plaza Mayor y por la tarde salen dos procesiones, una de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora (la más antigua de la ciudad) y otra de la parroquia del Carmen, en la Estación. La primera recorre las calles más céntricas del casco antiguo, llevando en procesión a la Virgen de la Soledad, el Cristo Nazareno y un sepulcro con un Cristo yacente. La segunda recorre las calles del barrio, próximas a la parroquia, con la Virgen Dolorosa y el Cristo Crucificado, haciendo un Vía Crucis a lo largo del recorrido, donde los vecinos marcan con un elemento alusivo a la Semana Santa las 14 estaciones del Vía Crucis.

Y al Tercer Día

Los actos religiosos de la Semana Santa culminan el Domingo de Resurrección con la procesión de El Encuentro, conocida popularmente como la de “las Aleluyas”. Desde la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, salen por unas calles el Cristo Resucitado y el sepulcro vacio llevados por hombres y por otras, en sentido contrario, la Virgen vestida de blanco, llevada por mujeres. En la antigua plaza principal del pueblo –hoy plaza de la Coronación- se encuentran el Hijo Resucitado con su Madre que lleva la cara tapada con un velo. En el momento del encuentro, a la Virgen se la levanta el velo, el sacerdote canta el Aleluya, la banda de música toca el himno nacional y miles de aleluyas vuelan por la plaza, tiradas desde la parte más alta.

La tirada de Aleluyas es una tradición que tiene Pozuelo desde finales del siglo XIX- no sabemos si importada de la zona levantina- que había desaparecido en los años setenta del siglo pasado y que ha sido recuperada por la Asociación Cultural “La Poza” en los años noventa de ese siglo. Desde entonces, año tras año, las Aleluyas siguen surcando el cielo de la plaza el domingo de Resurrección. Las aleluyas son unos papelillos ligeros con imágenes, paisajes, personajes u oficios de nuestra ciudad con pareados alusivos a estas ilustraciones.


María Esperanza Morón García
Cronista Oficial de Pozuelo de Alarcón

 

 

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