Se llama Zepineta porque viaja en furgoneta. No siempre. También coge el metro y se pasa de estación. Porque se duerme. Para soñar. Zepi para los amigos ha obtenido su doctorado en la facultad de jajajarvard y tiene estudios culinarios y musicales. En sus visitas ausculta la nariz, la tripa y los pies de los niños con la trompa de su elefante y suele asombrarse de los martillazos sonoros, sobre todo cuando rebotan y vuelven a su cabeza. Dice que aspira a respirar y compartir las emociones que se encuentra en las habitaciones de los pequeños hospitalizados y a inventar con ellos un mundo mejor. En el que puedan volar y sentirse felices. Y todo a base de risas...
A la doctora Sonrisa le costó entrar en el aula. Algo pasaba con la puerta (jajaja). Que se abre (jejeje). Que no se abre (jijiji) y así unos minutillos. Con Zepi llegó la risa. Entre broma y broma los escolares del CEIP Los Ángeles descubrieron que es la mejor medicina para los niños que se recuperan en los hospitales. Es el objetivo de Theodora, la fundación con la que colaboran a través del programa de cuentos solidarios CEN con C. De su puño y letra ha salido una historia escrita entre todos y salpicada de pictogramas.
Del gato a los dinosaurios
Tras las carcajadas posteriores a la auscultación los niños y niñas del colegio público más joven de Pozuelo cantaron el clásico Estaba el Señor Don Gato. Y al llegar a por eso dice la gente la pregunta no se hizo esperar: y nosotros ¿cuántas vidas tenemos? Ana María, su profe contesta: una, solo una, por eso la tenemos que cuidar mucho.
Con trucos de magia, una poesía sobre dinosaurios recitada a coro por los escolares y pompas de jabón finalizaba la visita de Zepi a Los Ángeles. Que a diferencia de lo que muchos creen está en Pozuelo y no en California. Como se llega en metro quizás vuelva para la presentación del libro solidario. Y seguro que no se pasa de estación.
Si (
No(