Es cierto que el porcentaje de piel que expones al sol es menor. Sin embargo, las “quemaduras de invierno” son más frecuentes y aumenta el riesgo.

Mientras la arena sólo refleja un 15% de la radiación solar y el agua un 10%, sobre la nieve puede llegar al 85%.

A esto hay que sumar la acción del frío y el viento, que resecan la piel en tiempo récord y la vuelven más frágil y susceptible a las quemaduras.

La piel expuesta es además la más fina y sensible del rostro: labios, nariz y pómulos.

¡Blíndate frente al sol!

COOLA nos recuerda los pasos a seguir para disfrutar de la nieve y la montaña sin problemas:

Siempre y sin excepción.

Aunque amenace tormenta, las nubes no bloquean el paso de los rayos solares.

Máxima hidratación. Hidrata la piel a conciencia cada mañana. Recuerda que el frío y el viento son los dos factores que más resecan la piel.

Revisa la fecha de caducidad.

Es frecuente recurrir a los fotoprotectores sobrantes del verano. Asegúrate de que no han caducado mirando el envase. Si nos han estado guardados a la sombra y a temperatura fresca es mejor que los deseches.

El fotoprotector, 30 minutos antes de exponerte.

Necesita ese tiempo para que la efectividad llegue al 100% y que el sudor no lo degrade.

¿Water-proof? Ahora también.

Recuerda que vas a hacer deporte, el sudor, la nieve y la lluvia también exigen fórmulas resistentes al agua.

Stick especial para labios.

¡Siempre!, se cortan, se agrietan y el gesto de humedecerlos con la lengua agrava el problema. Lleva siempre en el bolsillo una barra con protección (más de 30 a ser posible) y aplícala cada hora.