Porque las caras de los niños que a duras penas alcanzaban el manillar de la moto de la Policía Municipal o hablaban por la radio del coche patrulla lo decían prácticamente todo. Como las de los que justo en frente veían aparecer sus huellas dactilares en una cuartilla tras ser rociada por unos polvos negros. Es parte de la magia del Día del Niño, una tradicional jornada organizada por los responsables de la concejalía de Juventud con la participación de instituciones y organismos oficiales en la que colaboran decenas de asociaciones culturales, deportivas, educativas y humanitarias de Pozuelo con un objetivo común: contagiar alegría. Y vaya si la contagian.
Con una caja de balones de baloncesto en una improvisada cancha o con una gran portería en forma de esférico. Con talleres de fabricación de flores, colgantes, caretas o pinzas. Con espectáculos musicales y exhibiciones deportivas. Con circuitos sobre ruedas o con bastón para acercarse a otras realidades. Con hinchables para saltar en calcetines. Con futbolines para enfrentamientos amistosos. Con música al aire libre. Un centenar de actividades para disfrutar como niños. Porque de eso se trataba.
La alcaldesa, Paloma Adrados, acompañada por el concejal de Juventud, Diego de Aristegui, recorrió las casetas para intercambiar impresiones con los representantes de las asociaciones y agradecerles su participación en la XIX edición del Día del Niño. En su camino se encontró con artistas y un combate de lucha de brazos.
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