Al finalizar el verano, es recomendable revisar el estado del coche, lo cual previene posibles averías y facilita un inicio de septiembre más tranquilo. Aunque hay aspectos negativos, como el desgaste de ciertos componentes, también es cierto que otros pueden incluso mejorar debido a los largos trayectos realizados.
Factores que se agravan después de la temporada estival
Tras semanas de viajes bajo el calor, con carreteras largas y maleteros llenos, es necesario realizar una “puesta a punto” al coche. Inspeccionar ciertos componentes puede prevenir inconvenientes y prolongar su vida útil. Es curioso observar que no todos los elementos sufren: mientras algunas piezas muestran signos del esfuerzo, otras se benefician y se fortalecen debido a los kilómetros recorridos en la autovía.
Durante los descensos de montaña, se pueden alcanzar temperaturas superiores a 400 ºC en los discos. Si se presentan vibraciones en el pedal o se oyen chirridos, es el momento adecuado para inspeccionar las pastillas y los discos.
Neumáticos: el desgaste se acelera debido al peso extra y al calor del asfalto. Alrededor de 1 mm se pierde cada 10.000 km. Aunque la ley establece un mínimo legal de 1,6 mm, es aconsejable realizar el cambio cuando el grosor desciende por debajo de 3 mm.
Suspensión. Los amortiguadores, rótulas y silentblocks se ven afectados por las carreteras irregulares. A partir de los 000 km, su eficacia comienza a disminuir; el desgaste se acelera debido a los baches y las curvas con carga.
Aceite del motor. Es recomendable verificar el nivel y el aspecto del aceite, ya que los viajes largos tienden a conservarlo en mejores condiciones que los trayectos cortos urbanos. Además, se sugiere realizar su sustitución cada 000 km o al menos una vez al año.
Filtro de aire: La saturación por polvo, polen e insectos provoca un incremento en el consumo de combustible que varía entre un 5% y un 7%, además de disminuir la eficiencia del motor.
Filtro del habitáculo. Si el climatizador se encuentra a su máxima potencia, este componente se ensucia en menos de 000 km. En caso de que percibas malos olores o una disminución en el caudal de aire, es momento de realizar un cambio.
Escobillas limpiaparabrisas: el caucho se ve afectado por la acción del sol, lo que provoca una disminución en su eficacia después de un año. Si observas que dejan marcas en el cristal o producen ruidos, es necesario sustituirlas.
El sistema se ve desafiado por el calor y los puertos de montaña. Una disminución de 1 cm en el vaso de expansión puede ser un signo de fuga. Recuerda siempre realizar la revisión en frío.
Carrocería y cristales son susceptibles a daños por insectos y resinas, los cuales pueden afectar la pintura y el parabrisas. Si no se eliminan de manera oportuna, estos elementos pueden causar marcas permanentes en un plazo de apenas 72 horas.
El interior del vehículo, que permanece alejado de la luz solar, puede alcanzar temperaturas superiores a 60 ºC, lo cual es suficiente para dañar plásticos y tapicerías en un corto período de tiempo. Para preservar estos materiales, es recomendable realizar una limpieza regular y utilizar protectores.
Elementos que mejoran con los viajes
Batería. En trayectos prolongados que superan la duración de una hora, se logra cargar completamente la batería de 12 V, un hecho que raramente se presenta en entornos urbanos.
La combustión se vuelve más limpia cuando se trabaja durante horas a una temperatura constante. En el caso de los motores diésel, esto incluso posibilita la regeneración del filtro antipartículas cada 400–600 km.
Las conducciones que son largas tienen la capacidad de eliminar tanto la humedad como los residuos; en áreas urbanas, es posible que se acumulen hasta 100 ml de agua, lo cual propicia la corrosión.
Consumo medio. A una velocidad de 120 km/h, el gasto de combustible es mayor que a 100 km/h. Sin embargo, la conducción fluida en carretera resulta ser más eficiente. Un coche promedio tiene un consumo de aproximadamente 6 l/100 km en autovía, mientras que en ciudad el consumo asciende a 9 l/100 km.
Caja de cambios automática. Al conducir en carretera, se producen menos cambios bruscos, lo que se traduce en una estimación de hasta 000 cambios evitados anualmente en comparación con la conducción urbana. Esto contribuye a prolongar la vida útil del aceite interno.
El uso continuo de este producto asegura que las juntas se mantengan unidas y bien lubricadas, lo cual disminuye las fugas. Arreglar estas fugas puede resultar en un gasto superior a los 200 €.
En las autovías, el uso de vehículos es menor, lo que resulta en un desgaste que puede ser hasta un 40 % inferior al que se observa en la ciudad. Solo durante los descensos prolongados y con carga pesada es cuando estos vehículos tienden a trabajar más.
Neumáticos. Si se mantienen con la presión adecuada y una alineación correcta, el desgaste en la carretera se distribuye de manera más uniforme, lo que puede extender su vida útil hasta 000 km.
Sistema eléctrico. El alternador (también conocido como convertidor en vehículos híbridos y eléctricos) opera de forma continua, asegurando que la tensión se mantenga estable alrededor de 14 V, lo que permite una carga más eficiente de la batería auxiliar.
Mecánica general. Un vehículo que se utiliza en trayectos largos y constantes experimenta un desgaste hasta cuatro veces menor en comparación con aquellos que circulan por la ciudad, donde los arranques en frío y el tráfico denso son comunes.