En su lugar, flores blancas. En su memoria, un minuto de conmovedor silencio. En su hasta siempre, los más bonitos versos que se han escrito nunca por la pérdida de un ser querido. Y a título póstumo, la medalla de honor de Pozuelo de Alarcón.
La sesión plenaria de mayo ha comenzado con el recuerdo a quien dice la Alcaldesa supo ganarse el corazón de toda la Corporación Municipal. A todos sus miembros ha transmitido Paloma Adrados el agradecimiento de los padres del desaparecido concejal de Juventud, Formación y Empleo, Miguel y Paula, por las muestras de cariño recibidas y el apoyo en momentos muy difíciles. Después ha leído emocionada una elegía que termina con un que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
Álvaro Spottorno se marchó muy pronto pero ha dejado una huella imborrable en los concejales de todos los grupos políticos con representación municipal. En su nombre Paloma Adrados cerraba el sencillo pero emotivo homenaje a quien por "su esfuerzo, dedicación y generosidad estará siempre con nosotros".
La Medalla de Honor de Pozuelo a Álvaro Spottorno es la cuarta que concede el Ayuntamiento. La distinción también se otorgó al primer alcalde de la democracia, Juan Carlos García de la Rasilla, al que fuera regidor durante dos décadas, José Martín-Crespo y a la vecina Rosa María Beneit por su acción heroica en un incendio.
Tras el sencillo pero emotivo homenaje a Álvaro Spottorno comenzaron los desencuentros. En urbanismo, recursos humanos, medio ambiente, conmemoraciones y, sobre todo, en educación y sanidad. Pero esa es otra historia. O mejor, otra crónica.
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