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240.000 euros para lavar la cara a Pozuelo

jueves 13 de septiembre de 2012, 10:35h

El Ayuntamiento ha realizado casi un centenar de obras de mantenimiento, reparación y mejoras en distintas zonas y colegios durante los meses de julio y agosto.

Las actuaciones, realizadas en periodo vacacional aprovechando el descenso de tráfico y la ausencia de personal en los centros educativos han supuesto una inversión cercana a los 240.000 euros.

Los trabajos de acondicionamiento se han centrado en la realización de varias actuaciones para reparar calzadas y aceras de viales públicos como las calles Enrique Granados, Camino de las Huertas o Avenida Pablo VI. Además se han llevado a cabo labores de conservación en la red de saneamiento de todo Pozuelo reparando la de la calle Hospital y acondicionando la de la calle Tubo.

Este verano se ha mejorado también la señalización y balizamiento de una veintena de puntos de la ciudad repasando la pintura de las líneas de separación entre carriles, isletas, pasos de peatones, cedas el paso, o carriles bici en calles como Cirilo Palomo o Antonio Becerril y en la Plaza de la Constitución.

Luces y obras

La mejora del alumbrado público ha sido otra de las cuestiones en las que se ha trabajado. En total se han acometido 25 actuaciones de conservación, mantenimiento y reparación de distintos alumbrados.

A esto hay que añadir las mejoras realizadas en algunos colegios públicos relacionadas con la albañilería, pintura en aulas y zonas comunes o arreglos de cerrajería. Pero no han sido las únicas obras del estío. Algunas han transformado una de las carreteras más transitadas de la ciudad.

Lo que no ha cambiado con el verano ha sido el paisaje de los centros urbanos, por los que pasan a diario decenas de personas. Hay aceras a pocos metros del Ayuntamiento que llevan meses destrozadas y tapas de alcantarillas deterioradas. Algunas parcelas siguen repletas de suciedad y los excrementos caninos decoran las zonas de paso.

Tampoco ha variado el horario de los botellones en barrios cercanos a la plaza ni el olor en algunas esquinas y ahora, en lugar de ratas, hay quien asegura haber visto cucarachas. Tras las fiestas patronales la vuelta a la rutina para quienes viven en el pueblo es todavía más dura porque el cambio es radical. Y es más difícil encontrar agentes de policía cerca de los accesos a las zonas peatonales.

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