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Adiós a Paluzzi

miércoles 10 de abril de 2013, 08:56h

Conocí a Rinaldo Paluzzi el 20 de enero de 1988 en su estudio de la carretera de Húmera. Había ido a hacerle una entrevista para La voz de Pozuelo. Quedé fascinado por la persona y el artista.

Una fascinación que no decreció con el tiempo. Todavía hace poco en El Foro de Pozuelo su capacidad de fascinación seguía intacta, como pudo comprobar Unai Trecet. Quedó pendiente una visita a su estudio -ahora al lado de la Plaza de España madrileña-, que tristemente ya no será posible.

Paluzzi era un seductor, porque amaba la vida. “...si no has vivido la vida, no podrás compartirla...”, es la frase que abre su catálogo de abril de 1981 para la exposición en el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y Rioja, en su sala zaragozana. Cada conversación con él era un trozo de vida.

Nació en Greensburg, Pensylvania, en 1927, y ha muerto en Pozuelo de Alarcón, el 27 de marzo de 2013. Estudió Bellas Artes en la Escuela de Arte John Herron, doctorándose en la Universidad de Indiana. En el camino, exposiciones colectivas y una beca de Louis Comfort Tiffany para estudiar en Italia.

En los sesenta se instala en Europa, primero en Italia y luego en España. Comienza a trabajar con la galerista Juana Mordó. Luego lo hará con AELE/ Evelyn Botella. Ferias de Basilea, ARCO. Galería Denise René de Paris. En 1968 representa a España en la 24 Bienal de Venecia. Obra en más de 20 museos y colecciones públicas de Estados Unidos y en la Joseph Hirschhorn de Nueva York. Museo de Arte Abstracto de Cuenca, Colección de Arte Contemporáneo Fenosa, o de “La General” granadina.

Su escultura “Totem”, en Indianaplis, cuatro toneladas y medio de acero y 101 metros de altura... En Pozuelo de Alarcón, en el i-hotel de la Ciudad de la Imagen, su escultura “El peregrino”, bien merece una visita.

Era el suyo un constructivismo lírico. Sus construcciones espaciales o arquitectónicas siempre buscando una salida en el espacio... La obra de los últimos tiempos era de un lirismo casi místico, me atrevería a decir, de una sutileza y sabiduría esenciales.

Porque amaba la vida amó el arte, y tenemos la suerte de que en su obra queda su huella. Malos tiempos para la lírica, cantaban los Golpes Bajos. Paluzzi, con su larga trayectoria, con su compromiso en sus ideales, es un ejemplo de que siempre es posible otra vida, luchar por otra forma de verla y hacerla, con honestidad y rigor. Y por qué no, con alegría. Con el asombro de estar vivos.


Jesús Gironés
Periodista. Responsable de exposiciones de El Foro de Pozuelo.

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