Los miembros del jurado han valorado sobre todo la originalidad y la imaginación de los padres a la hora de preparar para sus hijos disfraces artesanales. Tras contemplar a un centenar de niños y niñas disfrazados de sirenas, piratas, princesas, bailarinas orientales, mariquitas, pollitos, toreros, flamencas, payasos, chinitas, protagonistas de video juego y hasta de relojes de Dalí -el pintor de moda que ha abarrotado estos días el Reina Sofía- o diseños que animaban a reciclar como el robot Wall-E que se lo pusieron muy difícil llegaron a un acuerdo y reconocieron el trabajo que había detrás de un racimo de uvas, un camión de bomberos con edificio en llamas, una caja de quesitos y un avestruz. La fruta de temporada a base de globos de color morado y goma eva verde y el resto con cajas de cartón y papel de alumnio.
Aunque sólo unos pocos fueron los afortunados todos los pequeños -incluídos los que subieron al escenario en brazos de sus madres y hasta dormidos- se llevaron el premio de consolación, una hamburguesa. Para seguir alimentando su sonrisa. Cortesía de McDonald´s que justo antes del tradicional concurso les había entretenido con la actuación del payaso Ronald y refrescado con zumo de naranja.