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Aire de Fiesta en Pozuelo

lunes 05 de septiembre de 2011, 03:18h

Con el Pasacalles y el Pregón de Enrique Cerezo cambiaba el viento. Los últimos coletazos del verano se han transformado en aire de fiesta. Soplos frescos y ráfagas de tradición. Que se respiran por los cuatro costados.

Las fiestas de este año tienen un sabor peculiar por muchos y diferentes motivos. Son como una mezcla de sabores, como el helado Tutti Fruti. Porque la crisis ha obligado a mirar con lupa un presupuesto alejado de las cifras de anteriores ediciones y porque se han recuperado tradiciones que a muchos les han recordado viejos y añorados tiempos. El pregón desde la plaza del Padre Vallet, el carrusel cerca de lo que fueron los jardinillos, el tiro al palillo, los patitos de la fuente de la plaza Mayor y las cañas para pescarlos... es como volver, un poco, a los orígenes. A aquellos festejos en los que lo más importante era el pueblo y sus vecinos.

Resulta gratificante saber que ha nacido una nueva peña, El Tercio, y que sus jóvenes integrantes, pozueleros de pro y vestidos en el color morado del escudo de Pozuelo, se llevan a las mil maravillas con formaciones como la Casa de Extremadura, el 6 y 1/2 o El Albero. Durante el pasacalles bromearon con las otras peñas y bandas. Todos precedidos del sonido tribal de los tambores de las chicas de Batukada Shambala se mezclaron con el gentío de la plaza del Padre Vallet en un pregón multitudinario, a cargo de Enrique Cerezo y presidido, por primera vez en la historia, por una Alcaldesa, Paloma Adrados, que nada más comenzar su intervención reconoció la inestimable aportación de peñas, bandas y agrupaciones al programa y al ambiente festivo.

El concierto de Fangoria culminaba poco antes de que el cielo de Pozuelo se llenara de luz y color. Esta vez desde otro sitio pero igual de estratégico. Junto al nuevo recinto ferial con cárcel giratoria, niños que caminan sobre el agua dentro de bolas y chiringuitos bajo pérgolas. Un lugar con coches de choque a los que introducir la ficha -como los de antes- y con churros que están ricos aunque nada tengan que ver con los que hace décadas amasaba Goyo a pocos metros de los toriles.

Velas y veladores

El domingo despertaba con sonidos infantiles a las puertas del Ayuntamiento y un sol radiante. Mientras, la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora se preparaba para vivir grandes momentos. Dentro y fuera del edificio engalanado en su torre. Dentro, en forma de Misa Solemne y Ofrenda Floral de las peñas. Fuera con una Procesión que ha variado su itinerario, decorado esta vez con banderas, banderolas y flores pero que ha mantenido intacta la tradición. Miles de vecinos han acompañado a la Virgen por las calles, algunas estrechas y sinuosas, con respeto y admiración. En la plaza de la Coronación el coro de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Pozuelo interpretaba su Salve en una de las paradas más emocionantes del recorrido.

Con el fin de la Procesión las terrazas y veladores del centro se han llenado de vecinos. Estaban los de toda la vida, los de que un día se fueron y regresan siempre en fiestas, los que acaban de llegar... Compartiendo mesa y mantel con la familia o los amigos. Contemplando la caseta de los mojitos y el reloj del Nuevo Centro Cultural. Bebiendo los primeros sorbos de fiesta.

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