Los orígenes de esta asociación se remontan al siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Su tradicional pasacalles pone fin a cinco días de Carnaval en la Ciudad de Madrid, dando paso con el entierro del boquerón a la Cuaresma.
Ayer, Miércoles de Ceniza, los cofrades recorrieron, por la mañana, tabernas y bares del Madrid histórico para animarse por la pérdida de la sardina. Siguieron su camino hasta la Plaza de la Villa donde fueron recibidos por el delegado de las Artes, Deportes y Turismo, Pedro Corral. Ya por la tarde fueron en procesión desde la iglesia de San Antonio de la Florida (donde rinden homenaje a Francisco de Goya) hasta la Fuente de los Pajaritos, en la plaza de las Moreras de la Casa de Campo, donde la entierran junto a una gran fogata que quemará malos actos y pensamientos hasta el próximo año.
El primer cofrade honorífico fue el pintor Francisco de Goya, que en el cuadro El entierro de la Sardina refleja el desenfado y la alegría del pueblo de Madrid.
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