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El diagnóstico de Madrid a debate
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El diagnóstico de Madrid a debate

martes 17 de noviembre de 2015, 08:50h
Desigualdad entre los barrios, la falta de educación cívica de los ciudadanos, el ruido y el tráfico en el centro, la inseguridad en los parques, defectos de mantenimiento de las aceras, la limpieza de las calles, falta de baños públicos, problemas de accesibilidad a algunos edificios, el no respeto de los pasos de cebra de los vehículos, la poca duración de los semáforos para los peatones y la falta de reconocimiento social de las personas mayores como colectivo son algunas de las reivindicaciones.
La capital obtiene un aprobado en este estudio, realizado en 2014, que se ha presentado ayer en las Jornadas Madrid, Ciudad Amigable con los Mayores. El objeto, del mismo, ha sido investigar en qué grado es Madrid una ciudad amigable con las personas mayores y conocer que actuaciones incrementarían su bienestar físico, social y mental, su seguridad y la plena participación en las actividades de la comunidad. Este es un proyecto de participación ciudadana en el que el diagnóstico se basa en la opinión de la ciudadanía general y los mayores en particular a través de entrevistas y grupos de debate.

Aunque las reivindicaciones de mejora son muchas, el 81% de las personas mayores consultadas se sienten satisfechas de vivir en Madrid y, pese a las carencias, valoran positivamente su red de transportes, sus zonas verdes
y sus servicios públicos, entre otros.

Esta iniciativa, promovida por la Organización Mundial de la Salud y liderada por el Ayuntamiento de Madrid en la capital, surge para anticipar una respuesta a dos realidades que se considera que tendrán un gran impacto a mediados del siglo XXI en Europa: el progresivo envejecimiento de la población mundial y la tendencia creciente a vivir en las ciudades. En España se han unido a este proyecto Zaragoza, Palma de Mallorca, Santander, León, Barcelona, Tarragona, Vitoria, Bilbao, San Sebastián y Orense, entre otras. Ciudades de Bélgica, Francia, Finlandia, Reino Unido, Portugal, Eslovenia, Rusia o Suiza forman parte también de la Red Mundial de Ciudades Amigables con las personas mayores. El proyecto se basa en la premisa de que una ciudad amigable es aquella que facilita que sus ciudadanos envejezcan de forma activa.

Metodología

El trabajo se ha estructurado en ocho epígrafes que engloban los factores determinantes para el envejecimiento activo y revelan el nivel de amigabilidad de las estructuras, el entorno, los servicios y las políticas de la ciudad para con sus mayores. Son ocho bloques que se analizan por separado pero que están en gran medida interrelacionados: espacios al aire libre y edificios, transporte, vivienda, respeto e inclusión social, participación social, comunicación e información, participación cívica, y servicios sociales y sanitarios.

Se han realizado encuestas telefónicas de opinión a 3.900 personas con más de 65 años, de las que 600 superaban los 80. Se establecieron 47 grupos focales en los que han participado, además, miembros de los consejos territoriales de los distritos y también de los consejos sectoriales, cuidadores de mayores, técnicos, asociaciones de atención con fines sociales, o especialistas, entre ellos una gran parte de jubilados, en las áreas directamente relacionadas con este sector de la población, como son salud, transportes, diseño urbano o emergencias, por ejemplo. El 65% de los participantes en estos grupos focales eran personas mayores y cerca del 58% mujeres.

También se han realizado 30 entrevistas en profundidad a personas de dilatada experiencia y a cargos directivos responsables en la toma de decisiones en las áreas de estudio.

El diagnóstico recoge, además, las sugerencias de mejora de todas las áreas en las que se ha recabado la opinión de las personas mayores y de los grupos de trabajo.

Una ciudad dura

Algunos expertos y personas mayores consultadas se refieren a Madrid como "una ciudad dura". Este calificativo viene marcado en parte por un componente nostálgico en el que se recuerda los barrios de otros tiempos como más amables, en contraste con la indiferencia y el ritmo trepidante actual que abruma a algunas personas. El concepto de proximidad es lo que más se echa de menos, "antes había más relación de vecinos, más ayuda, todos se conocían más", señalan algunas opiniones.

Los sentimientos de desubicación y soledad son otra de las percepciones de las personas mayores. El diagnóstico señala que los expertos opinan que "una ciudad grande siempre es más agresiva que una pequeña. El ritmo de vida actual conlleva unas condiciones que abocan a la persona mayor a estar más sola", se produce un incremento de la inseguridad y de la individualidad, y, tal y como se dice en el estudio, hay más conciencia de ser residente que de ser vecino.

Los encuestados apuestan por fomentar la convivencia intergeneracional mediante actividades comunes puesto que perciben que se les segmentan como grupo de edad. Se quejan de que su imagen está estereotipada y señalan a los medios de comunicación como transmisores de esa imagen. Según pone de manifiesto el estudio, "sienten que la sociedad no reconoce su capacidad en cuanto a conocimientos profesionales ni a experiencia de vida y manifiestan actitudes reivindicativas y proactivas". Consideran que se les tiene en cuenta pero como colectivo segregado.

La familia es su gran apoyo pero las distancias de la ciudad y el ritmo de vida no es propicio para las relaciones. Curiosamente, la crisis económica ha acercado a las familias hacia las personas mayores al convertirse muchas de ellas en el sustento del núcleo familiar.

Estadística

En España. según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2064 más del 40% de los residentes tendrán más de 65 años, y su esperanza de vida superará los 90 años. En la actualidad la pirámide de población de Madrid presenta ya una estructura regresiva. La edad media es de 43,27 años y la franja de mayor población es la comprendida entre los 35 y 49 años. De los 643.861 mayores de 65 años que residen en la capital, 225.489 superan los 80 años. La esperanza de vida es de 84,5 años, una de las más altas del mundo, cifra que en las mujeres alcanza los 86,96 años y en los hombres se reduce a los 81,38.
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