El uso del teléfono móvil en horario escolar es hoy uno de los principales retos de la educación. Distracciones constantes, dificultades de concentración, conflictos de convivencia y menor interacción social son algunas de las consecuencias visibles de la presencia excesiva del dispositivo en las aulas. Para dar respuesta a este desafío, el colegio Highlands El Encinar ha iniciado un programa piloto que busca crear un entorno libre de distracciones y favorecer la atención y la participación en clase.
Según la OMS, los menores pasan una media de siete horas al día frente a pantallas, un hábito que puede afectar directamente su atención y rendimiento académico. Con el objetivo de cuidar el bienestar integral de sus alumnos, el centro, en colaboración con Sinmóviles.com, ha decidido implementar el uso de fundas inteligentes como una medida preventiva para reforzar su normativa. Estas fundas impiden físicamente el acceso al dispositivo durante el horario lectivo propiciando un entorno más centrado en el aprendizaje
Un acuerdo pionero
Este piloto sitúa al colegio en la vanguardia de la innovación pedagógica en España y responde a una necesidad social creciente: enseñar a los adolescentes a construir una relación equilibrada con la tecnología. En un momento en que el debate sobre los móviles en la escuela está más vivo que nunca, desde el centro apuestan por la investigación y la experiencia directa como vía para tomar decisiones fundamentadas.
Durante seis a ocho semanas, alrededor de 43 estudiantes de la ESO utilizarán fundas inhibidoras de señal. La medida busca crear un entorno libre de distracciones y favorecer la atención, la participación y la convivencia.
El sistema es sencillo: cada alumno guarda su teléfono en una funda individual al inicio del día, la custodia en su mochila y la recupera al finalizar la jornada. Las fundas cuentan con un cierre magnético de seguridad que se abre únicamente con un imán especifico que se encuentra fuera de la zona de las aulas. El uso únicamente estará permitido en casos específicamente autorizados, necesidades especiales o emergencias.
Un piloto con metodología de evaluación
La experiencia no se limita a la implantación tecnológica, sino que incluye una evaluación integral basada en:
Encuestas a estudiantes, docentes y familias, antes y después de la prueba.
Registro de incidenciasvinculadas al uso del móvil (distracciones, conflictos, sanciones).
Indicadores académicos, como evolución de la participación y del rendimiento.
Observación cualitativa del aula, con notas del profesorado sobre el clima de convivencia y el ambiente de trabajo.
Objetivos del piloto. El proyecto persigue resultados medibles en cuatro ámbitos:
Académico: mejora de la atención y la participación activa.
Convivencia: fomento de relaciones cara a cara y reducción de problemas asociados al mal uso de la tecnología, como el ciberacoso.
Formativo: desarrollo de hábitos de autorregulación y uso responsable del móvil.
Institucional: generar datos sólidos que permitan valorar una futura extensión del modelo.
Hacia una relación más equilibrada con la tecnología
El objetivo es que los adolescentes vivan en primera persona los beneficios de reducir la exposición al móvil en horario lectivo. Más allá de “quitar dispositivos”, la iniciativa pretende enseñar a los adolescentes a gestionar mejor su relación con la tecnología, una competencia clave para su desarrollo académico, social y personal.
“Queremos que los jóvenes descubran cómo cambia su día a día sin la distracción constante del móvil: más atención, más conversación y un aprendizaje de mayor calidad”, señalan los responsables del proyecto.