Edición 6 14 de enero de 2025
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Cirilo Palomo y Montalvo vivía tranquilo con su familia en la aldea toledana de Gerindote dedicado a las labores del campo. Hasta que un pariente sin hijos pero con tierras en Pozuelo de Alarcón cambió su destino.
Yolanda Pérez no tiene pelos en la lengua. La orgullosa presidenta de la asociación cultural más antigua de Pozuelo está convencida de que juntos podemos. El we can de Obama es su manera de hacer frente a los obstáculos que no son pocos.
Rafael Ulecia y Cardona, el pediatra que ha dado nombre a una céntrica calle del barrio de la Estación, nació en Santiago de Cuba el 10 de agosto de 1850 y murió en Madrid el 2 de noviembre de 1912.
Si sus comienzos fueran una película, como El rock de la cárcel, llevaría por título La rumba de la piscina. El hilo conductor también sería una guitarra. David, Juankar y Andrés comenzaron su relación musical hace tres años, al calor del verano y los chapoteos, y la pasearon por calles y parques de Pozuelo.
Manuel Barranco tiene alma de poeta. Desde que Don Gilberto, su profesor del Unamuno, se empeñó en enseñarle a leer y memorizó un poema que repetía cuando le tocaba hacerlo. Poco después comenzó a imaginar cuentos y a componer versos.
Pedro Antonio Cornago Fernández nació en 1894 en Aoiz (Navarra). A los veinte años había terminado medicina. En 1922 se da de alta en el colegio de médicos de Madrid y gana la plaza de médico titular de Pozuelo. Aquí trabajó cerca de cuarenta años. Poco antes de morir, en enero de 1960, sus méritos fueron reconocidos con una calle. Hasta entonces Valdenovillos. Nacía a pocos metros de su casa-consulta.
Con la ropa de entrenar y una sonrisa de oreja a oreja. Así apareció por la puerta de la cafetería Marta Ortega, una joven y encantadora jugadora de pádel a la que todos en el mundillo llaman Martita. Acababa de ganar el campeonato de España de Menores y estaba a punto de volver al cole.
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